Cada vez que Voro González se ha hecho cargo del banquillo del Valencia CF ha traído la tranquilidad con él. En esta última etapa, la más duradera como entrenador blanquinegro, el de l´Alcúdia ha corregido los resultados anti naturales que el público de Mestalla había sufrido a lo largo del año 2016. De enero a diciembre el Valencia sólo había ganado en casa cuatro partidos de Liga, uno de ellos de la mano del propio Voro el pasado septiembre ante el Alavés. Entre Gary Neville, Pako Ayestaran y Cesare Prandelli, los técnicos valencianistas en 2016, apenas contabilizaron tres triunfos ligueros tras la disputa de 16 encuentros en casa: Espanyol, Sevilla y Eibar. Uno del inglés, dos del vasco y ninguno del italiano. En apenas dos meses Voro ha girado la situación de manera radical, entre enero y febrero ha conquistado cuatro victorias. 12 de 15 puntos disputados en Mestalla, el 80%, gracias a las victorias frente a Espanyol, Athletic, Madrid y Leganés.

La tendencia ha virado hacia la normalidad. Mestalla ha dejado de ser ese estadio al que hasta hace poco los rivales entraban con el convencimiento de que podían llevarse algo de provecho. Una espiral negativa que había conducido al Valencia cerca de la zona de descenso a Segunda. Cuando Voro asumió por enésima vez el cargo los blanquinegros empataban a12 puntos con el Sporting, club que cerraba el trío de adversarios en puestos de descenso. Tras diez jornadas, cinco de ellas en la Avenida de Suècia, la renta con el mayor peligro de la Liga ha crecido de cero a diez puntos. En Mestalla ha radicado la fuerza de un equipo que ha sumado con su afición de testigo 12 de los 17 puntos logrados desde que Voro redebutó en el torneo de la regularidad en El Sadar.

"Nuestro objetivo era cambiar la dinámica y lo hemos hecho. Llevamos tres partidos ganando en casa ante el Athletic, Real Madrid y Leganés, algo que no habíamos logrado aún esta temporada y es fundamental. Nuestra intención es que la gente del Valencia vea que nos esforzamos y que las cosas nos siguen saliendo después de perder", asegura el exjugador del primer equipo entre 1985 y 1993. Como destaca el técnico, por primera vez en la actual campaña, la 2016/17, el conjunto blanquinegro ha encadenado tres triunfos en casa, algo que no sucedía desde principios del pasado curso con Nuno Espírito Santo.

Desde las victorias del Valencia de Nuno frente a Granada, Málaga y Levante han transcurrido 16 meses. Aquel equipo, además, trasmitía ya síntomas de la debilidad que se avecinaba. Un desastroso día en defensa en el primer partido de la fase de grupos de Champions contra el Zenit de San Petersburgo complicó desde el inicio los progresos en la competición en la que Peter Lim quería luchar con los mejores de Europa. El Valencia cayó 2-3 con lo rusos. Antes y después de aquel encuentro tropezó dos veces en el comienzo de Liga empatando con Deportivo y Betis. En su último día en Mestalla Nuno tampoco pasó de las tablas con Las Palmas.

La obsesión da sus frutos

La obsesión da sus frutos"Mestalla es la llave, sin nuestra gente no somos nada", avanzaba el preparador de l´Alcúdia en las horas previas a la visita del Real Madrid, único partido grande -junto el del Sevilla en abril (2-1) con Pako Ayestaran- que el Valencia ha podido ganar en su feudo durante las dos últimas temporadas. Esa obsesión de Voro para hacer reaccionar al equipo, recuperar la fortaleza en casa, ha obtenido sus frutos. Los números y las sensaciones confirman al valenciano como el técnico más fiable de local. Voro, con dos partidos de Liga más en su haber en las dos últimas campañas, mantiene el 67% de éxito de Nuno. Un porcentaje que en la actual aumenta hasta el 71%, 15 de 21 puntos.