Simone Zaza ya ha demostrado -una parte- del tipo de delantero que es. El italiano disputa todos los balones, guerrea ante cualquier adversario y no se arruga en el cuerpo a cuerpo. Además, también es capaz de encontrar soluciones diferentes para resolver en el área, como demostró ante el Real Madrid. Su carácter -caliente- ha conectado perfecto con la afición. En el Valencia, lleva ocho partidos (492 minutos de competición), ha confirmado la predilección que ya demostró en Italia: se crece en los partidos grandes, le van los clásicos. Zaza debutó ante el Villarreal (casi sin tiempo), su primer gol como valencianista lo consiguió ante el Athletic Club y frente al Madrid destrozó a Varane, literalmente.

Competitivo al extremo, cuando está enchufado, transforma la dificultad en oportunidad. Siempre lo ha hecho... con la excepción de la etapa en el West Ham y la fase de depresión post penalti fallado en la Eurocopa. El Atlético de Madrid y el Vicente Calderón representan el rival y el escenario perfecto para reivindicar su capacidad y confirmar su resurgimiento. Giménez, Oblak, Gabi, Savic, Simeone... El Valencia necesita al mejor Zaza.

No hay dos jugadores iguales, pero Simone tiene un puntito de Diego Costa, el delantero que el ‘Cholo’ demandó recuperar el pasado verano con la intención de dar un nuevo salto de calidad. El italiano tiene la personalidad y el estilo que gustan a Simeone, aunque no se puede comparar con los animales que había solicitado Diego Pablo Simeone. Por ejemplo, Cavani.

Clave en el ‘Scudetto’

Los números no son brutales, pero sí su efecto. La temporada pasada, jugó poco. Zaza fue la cuarta opción en el ataque de la Juve, para Allegri, tras Dybala, Mandzukic y Morata. Sin embargo, el delantero de Metaponto fue protagonista en un partido esencial para la conquista del Scudetto. En la jornada 25, el Napoli visitó el Juventus Stadium con el liderato en juego. El empate hubiese mantenido al bloque de Sarri en la punta, pero Zaza entró desde el banquillo (minuto 58, por Morata) para agitar el partido. En el minuto 88, Evra hizo llegar el balón a la frontal. Zaza controló, giró hacia la derecha y soltó un zurdazo imposible para Reina. La Juve tomó la primera posición y ya no la soltó. El impacto de la derrota descabalgó a los napolitanos. Así lo dice la leyenda.

Pese a su rol de alternativa, Antonio Conte se lo llevó a la Eurocopa. Algo tiene. En Coppa tuvo más protagonismo: en octavos derrumbó al Toro en el derbi della Mole (doblete), ante el Lazio dejó una asistencia y en semifinales, ante el Inter, no falló en la tenda de penaltis que resolvió la eliminatoria. La Juve se llevó el título. Zaza no jugó la final. En Champions tuvo media horita, pero le dio tiempo a vacunar al Sevilla. Ayudó a superar un grupo brutal con Manchester City y Borussia M’Gladbach como rivales.

En ciclismo, Zaza sería un clasicómano. En Viareggio (en una categoría correspondiente a la Segunda B) firmó el doblete que salvó al club toscano del descenso, en un play out ante el Monza. Ese fue el punto de inflexión en su carrera. La temporada siguiente (2012/13), con el Ascoli (18 goles), dejó su sello en Serie B ante Empoli, Verona, Bari o Juve Stabia, donde no le dieron bola un año antes. La Juve se enamoró de él y fue a parar al Sassuolo, su trampolín. Firmó el primer gol de los neroverdi en Serie A (Livorno) y fue esencial para sumar el primer punto en la categoría (Nápoles). Mojó ante Juve y Milan, pero las exhibiciones llegaron en la 2014/15, cuando su pegada y sus asistencias sirvieron para que un club de provincia ganase al Inter o al Milan (San Siro y Reggio Emilia), sumara ante Juve o hiciese temblar el Olímpico de Roma con una doppietta. Ese Zaza, el mejor Zaza, es dinamita.