A las dos y diez de la tarde, con el gol del Sporting en el marcador y el penalti de Parejo ya fallado, Mestalla decidió que ya había acumulado suficiente bagaje destructivo. La afición no traga más y entonó el "Peter, vete ya". No es la primera vez que sucede pero sí la primera vez que engancha a casi todo el estadio, un dato que contrasta por sí solo la gravedad de la situación por la que atraviesa el club y que debe tomarse con un síntoma de altísimo desgaste.

El equipo y sus dirigentes han quemado su credibilidad a la carrera y entre indignación y desánimo nadie le adivina a los dirigentes actuales una maniobra capaz de corregir el rumbo de colisión. Impulsado siempre desde la Curva Nord, el cántico resuena desde hace algunos meses en l´Avinguda de Suècia, pero nunca antes había rallado a un nivel tan alto. La sintonía del desastre cogió cuerpo al instante, como ocurrió antes con Gary Neville o con Nuno, a coro, con la misma eficacia con la que se contagia una ola mexicana, y volvió a repetirse, con más intensidad todavía, en el momento en el que el árbitro señaló el final del encuentro a pesar del gol a última hora de Munir. La mayoría de los cerca de 30.000 asistentes reclamaron el final de la era Meriton

Si el equipo no respondió a la cita en términos competitivos, ni siquiera después del mensaje de exigencia de su entrenador en la previa, el valencianismo se encargó de que la jornada, independientemente de lo que pasara dentro de los límites visibles del terreno de juego, fuese algo más que otro capítulo de mediocridad y reprobó la gestión deportiva y económica de Meriton con el ánimo de que algo se mueva al otro lado. La protesta comenzaba a las once y media de la mañana, una hora y media antes del comienzo del encuentro, y aunque arrancó bastante fría fue calentándose a medida que se acercaba la hora del partido.

Más de mil quinientas personas se dieron cita frente a la fachada de Mestalla para formar parte de la manifestación impulsada por la iniciativa 'Por Nuestro Valencia', en la que no faltó la Curva Nord, que aportó la gran mayoría de personas, y en la que se introdujo una nueva variante que redobló los decibelios: pitos. Cerca de mil se repartieron en los aledaños de Mestalla, lo que hizo que la reprimenda fuese todavía más sonora que en los partidos anteriores. Y no solo hubo cánticos y pitos en Mestalla. También hubo pancartas para denunciar la deprimente situación a la que ha conducido Meriton al Valencia. ¿Van a continuar sin escuchar a la gente como hasta ahora?