Joao Cancelo es un talento poco común. Sus condiciones atléticas y su técnica individual le convierten en un futbolista con enorme atractivo. "Tiene algo distinto", como dicen sus partidarios. Esa parte no se discute y tiene 22 años, cuestión que muchas veces se pierde de vista en el análisis. Joao todavía está en edad Sub21 y está es su tercera temporada al máximo nivel, la segunda en la que participa con regularidad. El portugués llegó a Mestalla con un par de partidos en el primer equipo del Benfica -era jugador del filial- y fue suplente de Barragán en el primer año con Nuno. No ha cumplido 100 partidos en la élite, todavía no se ha asentado como referencia en este Valencia y ya se habla de un nuevo salto. Las expectativas exageradas son un enemigo peligroso. El seguimiento de los gigantes económicos de Europa es lógico, pero su rendimiento presente genera dudas importantes.

El huevo por valor de 30 millones de euros que Meriton -ya invirtió 15 en su fichaje- y Jorge Mendes habían puesto a incubar en Mestalla no madura adecuadamente y está perdiendo valor. Cancelo preocupa. Cierto que ha entrado de maravilla en la selección portuguesa y se mantiene como titular en el Valencia, pero no progresa, incluso está involucionando en apartados definitivos de su juego. Joao está frenado. La tendencia se refleja en su rendimiento objetivo desde principios de diciembre. Su falta de intensidad mental, el déficit en la toma de decisiones, sus lagunas tácticas y la irregularidad se sienten por encima de sus virtudes, cada vez más diluidas. Nada que ver con la tendencia al alza de principio de curso. Pese a los vacíos latentes en defensa, Cancelo cerró octubre lanzado: desequilibraba en ataque, rompía por velocidad y era pura determinación en el uno contra uno. Si había atasco, balón a la derecha. Los números eran claros. En LaLiga, sólo Neymar, Carcela y Juanpi tenían un promedio superior en regates por partido. En Europa -Premier, Bundesliga, Serie A y Ligue 1- aparecía entre los 20 mejores regateadores, con una marca (2.9) similar a la de Boudebouz, Felipe Anderson, Sterling o Payet. Era el mejor lateral en ese ranking. Ahora aparece a partir del puesto 67, con una media de dos regates completados… En España, Jonathan Viera, Boga, Muniain, Filipe Luís, Theo Hernández, Clerc, Vitolo o Berenguer le han terminado superando. Cancelo es cada vez menos Cancelo.

Sin término medio

¿Quién es Joao? ¿El lateral solidificado que compitió de maravilla ante el Real Madrid o el zaguero disperso que se quedó enganchado -sin tirar el fuera de juego- en Mendizorrotza? ¿El extremo radical que volvió loco a todo el Sporting en El Molinón o el atacante invisible que no llegó a la segunda parte ante el Eibar? El portugués es lo primero y también lo segundo, brillantez y mediocridad. El problema en los últimos meses es que se ha instalado como futbolista de dos partidos malos y uno bueno. No se aprecia salto defensivo y su ‘espíritu libre’ -en positivo- resulta insostenible porque no marca la diferencia en ningún apartado. No es agresivo en la marca, comete demasiadas pérdidas y en el juego aéreo es casi un cero, gana muy pocos duelos. Fuera del apartado de los grises, en su mejor versión, sí se reconoce un nivel notable para el tackle y la interceptación. Las condiciones, están… otra cuestión es que las aproveche. La esperanza es que los partidos y los años terminen moldeando e impulsando su personalidad. La montaña rusa (institucional, emocional y deportiva) en la que se ha instalado el Valencia tampoco le está ayudado. Como al resto de la plantilla. El contexto que brinda el club es absolutamente infértil, un impedimento para evolucionar y estabilizarse. Tres entrenadores distintos en 26 jornadas de liga, desequilibrios estructurales, desconfianza, presión… Todo resta, como el cambio de rol permanente, de la defensa al centro del campo, que ha vivido en muchas fases de la temporada.

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Como amortiguador, Voro le ha estado ofreciendo continuidad como defensa. Una cuestión que tampoco ha registrado ninguna mejoría. Carvajal, Mario, Arbilla, Roncaglia, Sergi Roberto, Rosales, Mariano, Vrsalijko, Juanfran o el Juanfran del Deportivo tienen un valor estadístico superior. Martín Montoya también está por delante. Los números son hielo y necesitan una interpretación, pero en el caso de Cancelo mejoran los juicios de un amplio sector de la crítica. Es cierto que Cancelo es uno de los pocos futbolistas de la plantilla con mercado suficiente para hacer caja, pero el goteo de información constante sobre su posible salida en verano le hacen un flaco favor. El futuro lo tiene asegurado. Cancelo se está dejando llevar y su cabeza parece en otra parte. La realidad es que es un futbolista -con condiciones de crack- por madurar, que necesita tiempo y todavía tiene un par de temporadas -como mínimo- de recorrido en el Valencia. Eso es lo que reclama su carrera… el negocio es otra cuestión.

¿Lateral de equipo grande? Ojo con las etiquetas y con sus números en ataque, porque más allá de su capacidad para el regate, Joao Cancelo es un centrador deficiente (por calidad y cantidad), le falta claridad cuando gana línea de fondo, se precipita, comete demasiadas pérdidas de balón y tampoco es un generador de ocasiones radical. Cero goles, una asistencia en 25 partidos de LaLiga… Jugando muchos partidos de extremo. El Cancelo actual es más bonito que bueno, un jugador por pulir y reactivar.

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