Hace demasiado tiempo que Meriton ha instalado al Valencia en un caos completo en cuanto a organización, poder de decisión, imagen pública y relación con medios y aficionados. Se dice mucho que Peter Lim no aprende de sus errores, que a Singapur no llega ni una sola imagen de las protestas contra su gestión, ni las pancartas, ni los pitos, ni los cánticos de "Peter go home". Pues bien, para aquellos que crean que Lim no va a cambiar su hoja de ruta y va a permanecer impasible tomando decisiones sin consultar a la estructura del club y solo mirando el aspecto económico por encima del deportivo, ha llegado la hora de ponerlo en duda.

Y esa duda razonable se llama Mateu Alemany, uno de los gestores deportivos de mayor prestigio en España. Alemany, a quien en Valencia contextualizan dentro de la desafortunada frase de "me sabe mal por Alemany que es amigo mío, pero el Mallorca es carne de Segunda", Pedro Villarroel dixit en 2005, sigue siendo a día a de hoy uno de los ejecutivos del fútbol nacional de mayor reputación. Alemany llegó al Real Mallorca a finales de los 80 y hasta 2010 lo ha sido absolutamente todo en un club y un ámbito futbolístico que conoce como la palma de su mano. De gerente a consejero delegado, a presidente y finalmente a máximo accionista, con un concurso de acreedores como colofón final en el que sólo su experiencia y buen hacer salvó al club mallorquinista de la desaparición. Daba igual el cargo, quien decidía era él y siempre con éxito.

Alemany ha sido tentado al menos en dos ocasiones por Florentino Pérez, quien admira su liderazgo y rigor a la hora de dirigir una institución deportiva, para que fuera su director general. En las dos ocasiones, declinó la oferta. También la ACB y el Real Zaragoza sondearon e intentaron contar con su potencial en los despachos. Nada.

Mateu Alemany es un licenciado en Derecho que ahora, a sus 54 años, conjuga sus negocios familiares con su pasión por jugar al golf. Alejado de la primera línea, parece que el Valencia sí ha sido capaz de captar su atención nuevamente. Parece que le atrae el reto de engrandecer, ordenar y situar al club de Mestalla en el lugar que merece en Europa por entidad, presupuesto, historia y afición. Considerado el mejor presidente en la historia del Real Mallorca, supo construir su época dorada logrando un tercer puesto clasificatorio en Liga como mejor posición en los 101 años de vida con Luis Aragonés, así como jugar Liga de Campeones y ganar los dos únicos títulos oficiales: la Copa del Rey de Elche y la Supercopa contra el Barça.

Alemany es respetadísimo en cualquier club de España, por no decir de Europa. Si el pasado verano se advertía que sería difícil sacar a Albiol del Nápoles por la fama de su presidente, Aurelio de Laurentiis, con él pasa exactamente lo mismo. Y si no que le pregunten a los clubes a los que traspasó jugadores por una millonada: Atlético de Madrid (Valerón, Mena, Mono Burgos...) Barcelona (Samuel Eto´o y Dani García Lara), Arsenal (Lauren), Glasgow Rangers (Amato) o Deportivo (Tristán y Luque), son solo algunos ejemplos.

Está acostumbrado a comprar barato, a tener un gran equipo de trabajo que sabe captar talento antes de explotar y sobre todo, sabe vender caro. Es un magnífico negociador. Jamás dirá ni insinuará que necesita vender porque sabe que eso devalúa su producto. A Diego Tristán y a Albert Luque los dejó marchar al Deportivo por 20 millones de euros, alargando la negociación en días con mucha paciencia para desespero de ambos futbolistas. A Albert Luque, por presionarle para que le vendiera, lo llegó a apartar a otro campo de entrenamiento hasta que su representante renunció a la comisión porque ese dinero lo quería para las arcas del Mallorca. Imagínense si Dani Parejo el pasado verano le dice a Mateu Alemany que se quiere marchar y que va a entrenar a medio gas. No lo toleraría.

Como hombre conocedor de los códigos del fútbol tiene un prestigio ganado por su gestión pero también por emplear la máxima discrección todo lo que decide tanto él como su grupo de confianza. No da grandes titulares a diario, no filtra a la prensa, trabaja en silencio, le gusta el orden absoluto y es de los que sabe perfectamente que la imagen de la institución está por encima de todo. Con Alemany de director general (CEO) sería impensable que el Valencia mantuviera el silencio durante tres o cuatro días tras anunciar el Barça que había fichado a André Gomes. Él jamás hubiera tolerado ese insulto al escudo. Lo hubiera comunicado primero el Valencia o al menos a la vez. Nunca se dejó pisar por nadie, daba igual el comprador, por mucho que el Mallorca fuera un club con menor poder económico a la hora de sentarse a negociar. Lo de cenar en Barcelona antes de Alcácer tampoco encaja en su forma de ser. Él si da un paso lo tiene todo estudiado y no cena para tantear, se arremanga para certificar una compra o venta.

Alemany jamás se prestaría a decir en la Convención de Peñas que «no queremos vender a Alcácer» si intuye que Peter Lim puede vender al jugador franquicia y de la terreta. Es un profesional de enorme personalidad, carisma y liderazgo que si es finalmente el elegido, no asumirá un rol secundario, ni de florero, ni de paraguas. Alemany solo viene a mandar, a serlo todo en el club y solo a rendir cuentas a Peter Lim, a quien podría consultarle y comunicarles sus apuestas de calado pero jamás permitiría verse puenteado, ninguneado o cuestionado. Se ha ganado su propio protagonismo como para embarcarse en el caos. Si coge las riendas del Valencia CF, el club valdrá más al poco tiempo de su mandato, los jugadores sí tendrán un referente al que mirar a la cara, un estandarte en la pirámide jerárquica al que deberán rendir cuentas y la afición tendrá un portavoz cuya palabra pública valdrá. No es populista. Si Peter Lim quiere a Mateu Alemany al frente de la nave valencianista, deberá darle máxima autonomía.

En 2010 el Mallorca quedó quinto y privado de la Champions por un gol del sevillista Rodri en el útlimo suspiro y debía jugar Europa League. El Villarreal le denunció por estar en concurso de acreedores y le ganó la plaza en los despachos. El abogado que contrató Alemany para defenderle en el TAS fue Javier Tebas. Si a eso se le añade el gran concepto que tiene de él Florentino Pérez, ahí puede estar el motivo de la entrevista entre Meriton y Alemany para tantear su aterrizaje. Como curiosidad, en el asunto Eto´o, quien arregló las relaciones entre Florentino Pérez y Joan Laporta fue él. Lo mejor que le podría pasar a un club de la grandeza del Valencia CF sería apostar por un directivo como Mateu Alemany, a quien su balance deportivo y de gestión le avalan. Su seriedad es máxima. Hay personas inequívocas para el mando y Alemany lo es. Tanto que no debe de haberle gustado en exceso que su nombre salga como posible candidato en un comunicado oficial. Él comunica las cosas hechas.