Esta noche el Valencia CF sumará 108 partidos oficiales en territorio culéValencia CF. El poso de los años -en concreto, 92- y la convivencia entre los mejores de los dos clubes han convertido el Barça-Valencia en uno de los grandes clásicos del país. Un serial épico de fútbol que escribió las primeras de sus líneas el 1 de marzo de 1925. En plena dictadura de Miguel Primo de Rivera y la decadente monarquía de Alfonso XIII, el deporte rey caminaba por un camino de expansión y popularidad. Aquel día del mes de Las Fallas el aún Valencia Football Club movilizó a cientos de aficionados en Barcelona dispuestos a apoyar al equipo en su primera gran cita oficial.

El Valencia, campeón regional de Levante, se había ganado por ello el derecho de participar en una reestructurada Copa del Rey. En apenas seis años de vida el club rebasaba los 2.500 socios, ilusionados con el futuro que aguardaba al grupo de Montes y Cubells, los dos primeros ídolos del valencianismo. En 1923 el equipo también había ganado el torneo regional y disputó enfrentamientos de Copa frente a Murcia y Sporting, pero esta vez iba a ser diferente. Enfrente estaba el Football Club Barcelona, primera y verdadera prueba de fuego desde la fundación el 18 de marzo de 1919.

Tres años de dominio

El nuevo formato copero deparó cuatro grupos, previos a las semifinales, en función de la cercanía geográfica. En el grupo I, donde acompañaba el Stadium -germen del Real Zaragoza-, Barcelona y Valencia abrirían las hostilidades. En Cataluña los azulgrana conquistaron el título al imponerse al RCD Espanyol en la última jornada; mientras tanto, en la zona centro valenciana los blanquinegros -por entonces el equipo empezaba a alternar el pantalón blanco con el negro tradicional- arrebató el campeonato al Gimnástico FC, campeón en 1924 y que más tarde, en 1939, se fusionó con el Levante FC. Los de Mestalla repetirían título regional en 1926 y 1927.

En la final el Valencia venció al Castellón, pero todo el morbo se había quedado en los duelos con el Gimnástico. La pugna por la supremacía en la ciudad era de aúpa y tras la conclusión de la liguilla debió jugarse un partido de desempate. Los de Mestalla goleó 7-1 a un club que tenía una década más de vida. Y lo hizo con mofa incluida de Cubells, que lanzó un penalti de espaldas al portero. El guarda redes del Gimnástico, indignado, no detuvo el balón que llegaba suave, sino que él mismo introdujo en las redes la séptima y última diana del envite.

A pesar de la goleada, la senda no había estado libre de obstáculos y el domingo 1 de marzo los valencianistas poblaban las calles céntricas de la Ciudad Condal, especialmente, las inmediaciones del futbolero kiosco de Canaletes. Allí los seguidores abordaron a jugadores como Peral, Reyes y Montes. Sin embargo, el partido comenzaba a las tres y media de la tarde y los protagonistas no tardaron en regresar a la concentración del Hotel Regina para la comida -puré, pescado y pollo, en el menú- y escuchar las últimas indicaciones del checoslovaco Anton Fivber. En Barcelona la prensa local trataba al Valencia con excesivo paternalismo y, al mismo tiempo, admiración por su rápido crecimiento. El equipo barcelonista, por su parte, guardaba respeto a un rival que meses atrás le había ganado en un amistoso en Mestalla con dos goles del potente Montes.

Desplazamiento en vapor

"Este reconocimiento al adversario, que puede significar el punto inicial de una gran rivalidad, no puede dejar de ir acompañado de un sentimiento de viva simpatía y cordialidad para un equipo como el Valencia", podía leerse en el ejemplar de aquel 1 de marzo en el diario ´Mundo Deportivo´. El periodista barcelonés avisaba también del desplazamiento de cientos aficionados blanquinegros. "Los simpáticos ches no estarán huérfanos de entusiastas supporters". El campo de Les Corts se llenó con cerca de 30.000 espectadores. Entre ellos estaban los animosos valencianos, quienes dejaron constancia por primera vez lejos de casa del poderío y la pasión valencianista. El sábado muchos fans fletaron un vapor para viajar juntos hacia la Ciudad Condal.

En lo deportivo, el Valencia no dio la talla. Pese a contar con el once de gala -Llago, Reyes, Garrobé, Marín, Roca, Sirvent, Rino, Cubells, Montes, Peral y Reverter-, los chicos de Fivber fueron superados por la capacidad goleadora de Samitier, autor de cuatro goles, la trascendencia de la competición y también del escenario. Para muestra, el hecho de como la crítica cargó contra el joven portero, Llago. Pero por lo que el primer Barça-Valencia dio que hablar durante años fue por la fea agresión de Planas, defensa barcelonista, a Peral, uno de los jugadores más interesantes de los visitantes de Les Corts.

Los catalanes vencían 5-0 antes de que Steimborn Ludeuvik, árbitro del colegio vasco, señalara el descanso. Pep Planas perdió la cordura y golpeó con violencia al extremo nacido en Alcoi. "Contusión en la región maxilar derecha, que produjo ligerísima conmoción cerebral", rezaba el parte médico. La afición local clamó por la expulsión de Planas. Algo impensable en la actualidad. El defensa fue mandado a los vestuarios. El Barça y el propio Planas enviaron telegramas de disculpas a Rafa Peral. A los pocos días el barcelonista agredió también al periodista de ´Mundo Deportivo´ José Torrens, que había censurado su agresiva acción. El escándalo provocó otra disculpa del Barça.