Al Barça no le han pitado ningún penalti en contra ni le han expulsado a un solo futbolista en lo que va de temporada. El dato, revelado por Mister Chip de Onda Cero, deja a las claras el trato que les dispensa el estamento arbitral a los azulgranas. Esta situación, a estas alturas de la temporada, no es lo habitual en otros equipos. Ni mucho menos. De hecho, es algo que no ocurría en el fútbol español desde hacía más de cuarenta años, en la temporada 1970/71.

Con ese panorama de fondo saltó el Valencia al césped del Camp Nou, sabiendo que en caso de duda la moneda caería siempre del otro lado. Y es que aunque el impacto de Hernández Hernández, el colegiado canario, no fue decisivo a primera vista, ayudó a enterrar de forma sibilina las probabilidades del Valencia de mantener el resultado.

El resto, obviamente, lo puso el enorme potencial de uno de los equipos punteros del planeta. El árbitro, en jugadas puntuales, que no son trascendentales en el marcador final, remó siempre a favor de los azulgranas: fue muy permisivo, a veces condescendiente, con faltas, detalles, o actitudes, como la de Neymar o Luis Suárez si se contrastan con la rectitud con la que juzgó los valencianistas.

El penalti y la expulsión de Mangala, vaya por delante, están fuera de cualquier debate. El propio central lo reconocía en zona mixta. Acciones como la de la primera amarilla que le mostró el árbitro, en el minuto 38, o la facilidad con la que amonestaba a otros futbolistas como Enzo Pérez, Parejo o Montoya, son las que pesan al final. Si se invierten los términos de la jugada y se sitúa en el centro de la acción a un futbolista azulgrana, difícilmente uno imagina a Hernández Hernández sacando las cartulinas a pasear con la misma facilidad.

Y es que, por ejemplo, Neymar se tiró claramente en el área valencianista, el árbitro no señaló penalti y tampoco le sacó amarilla, a pesar de lo que dice la norma y de las protestas de los visitantes. Luis Suárez provocó continuamente. Los dos, sin embargo, salieron indemnes de la contienda.

"Para mí hay alguna faltita que ha podido pitar, algún detalle. Nos vamos disgustados porque el equipo ha querido competir. Puedes estar muy acertado y perder porque si el Barça tiene efectividad te gana igual", comentaba Voro al final del encuentro. Para el técnico hubo "dos partidos" distintos, uno hasta la expulsión de Mangala y otro después: "lógicamente es una acción crucial en el partido. En esa acción además el Barça se pone por delante y eso es fundamental para ellos, ha habido dos partidos, uno hasta entonces y otro después".

También los jugadores

Los futbolistas respiraban en la misma línea que su entrenador. "Con once jugadores ganarle al Barça es complicado, imagínate con diez. El equipo ha tenido opciones", decía Gayà a la salida del estadio. También Carlos Soler, que aunque reconocía que "no es excusa", considera que "la expulsión marca el devenir del encuentro". Aunque justo después Munir hizo el segundo, la segunda parte fue un panorama bien distinto para el equipo de Voro, que se replegó atrás para castigar al Barça al contragolpes, envidando de forma decidida, sabedores de que en inferioridad numérica y con el árbitro así, era el único recurso a su alcance.