El que se jugaba la permanencia era el Granada pero durante buena parte del choque la sensación era la contraria. Fue el Valencia el que puso primero las ganas y después la calidad para definir las ocasiones y sumar una victoria más en la Liga. O es eso o es que el Valencia, ya sin la presión de verse en posiciones de riesgo, es otro. Dos goles de Zaza en apenas tres minutos y otro de Santi Mina decidieron un partido que el equipo de Voro acabó controlando con comodidad, pudiendo incluso haber aumentado su ventaja. Solo un resbalón de Alves y la acción posterior del argentino Ezequiel Ponce provocaron una tímida reacción de los locales al conseguir el gol que acortaba diferencias.

Los dos equipos intercambiaron algún golpe en los minutos iniciales pero todo empezó para uno y se acabó para el otro entre el 19 y el 21 con dos zarpazos de Simone ZazaSimone Zaza que dejaron temblando el nuevo Los Cármenes. El primero, majestuoso, un centro magnífico de Montoya que el delantero remató de cabeza con la potencia y colocación necesaria para superar al meta. El segundo,m otro balón esta vez desde la otra banda que pone Santi Mina y el italiano empuja en la boca de gol. El Granada quedó después de esto prácticamente noqueado y, de hecho, en los minutos siguientes pudieron caer un par más del lado del Valencia, que empezaba a jugar a placer. Falló una contra en el 30 y hubo gol anulado a Mina en el 32, por fuera de juego.

Lucas se vio obligado a hacer un cambio en el 33 y retiró al central Ingasson, pero cuando el Granada quería reaccionar se encontraba con el peligro del Valencia a la contra. En una de esas, en el 38, Soler tuvo que ser derribado por las bravas cuando se iba como un cohete hacia el área.

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Poco cambió el panorama tras el descanso. El Valencia tenía el control y prácticamente hacía lo que quería con el balón en la zona ancha, donde Carlos Soler daba un nuevo recital y Medrán volvía a aparecer después de mucho tiempo junto a Parejo. En el lateral izquierdo Voro, esta vez sí, apostaba por Toni Lato de salida. Por ahí el Granada poco tuvo que hacer.

En la primera incursión el árbitro perdonó la segunda amarilla a Uche, que cazó a Cancelo cuando se iba hacia la portería. Esa jugada fue el preludio del 0-3, una larguísima acción durante cerca de dos minutos y cerca de cuarenta toques en la que participaron los once jugadores del Valencia para acabar con un lujo de Carlos Soler, cómo no, que sirvió en bandeja el gol a Mina. Simplemente espectacular y revelador de lo que estaba ocurriendo en el terreno de juego, el Valencia moviendo el balón con tranquilidad y el rival descolocado y casi tirando la toalla.

No lo hizo, aunque el Valencia tampoco tuvo demasiados problemas para contener el empuje final pese a esa acción desafortunada de Alves, que dio a los locales esperanzas totalmente infundadas de conseguir algo en este partido. El equipo de Voro se anima ahora que esto se acaba, con tres victorias seguidas que le alejan de cualquier peligro pero insuficientes para alcanzar algún objetivo por arriba.

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