Voro es el gran protagonista en positivo del Valencia. Desde que se hizo cargo del equipo, el conjunto de Mestalla ha salido de los angustiosos puestos bajos de la clasificación para quedar situado en una zona cómoda, zona de nadie porque tras una muy mala primera vuelta el Valencia ya no tiene opción reales de meterse en los puestos europeos, pero el de L´Alcúdia ha cumplido con creces con el objetivo que le planteó el club cuando dimitió Prandelli y él se hizo cargo del equipo. Y el objetivo no era otro que evitar el descenso.

Con las tres victorias consecutivas que ha logrado el Valencia en ocho días, ante Deportivo, Celta y Celta Granada, sobre la mesa está la continuidad o no de Voro en el banquillo. Al respecto, el nuevo director general valencianista, Mateu Alemany, dejó entrever días atrás que no seguirá como técnico, pero que tiene pensado un puesto para él.

El Valencia ha de tomar una decisión, si sigue Voro o si afronta la contratación de otro técnico, pero mientras, la figura del antes delegado ha cobrado relevancia. Él no se moja en público respecto su futuro, pero desde el vestuario del Valencia ya han salido voces que abogan por su continuidad, como por ejemplo el argentino GarayGaray.

Voro es una persona querida y respetada en el vestuario, y lo ha sido siempre. Hasta el punto que cuando no era el técnico, es decir, cuando no era quien mandaba, los futbolistas lo consideraban uno más. Por ello, ha sido ´víctima´ en alguna ocasión de las habituales bromas de los futbolistas.

Y si un futbolista se ha distinguido por ser ´bromista´ y tener gracia en el pasado reciente del Valencia, ha sido sin duda el gaditano Joaquín. De hecho, él y el asturiano David Villa fueron los protagonistas de una anécdota que ilustra a la perfección la figura de Voro cuando su papel era el de delegado.

Ocurrió en el avión, después de una brillante victoria del conjunto blanquinegro. En medio de un excelente ambiente por la buena marcha del equipo en aquel momento, con Quique Flores de entrenador, ambos, Villa y Joaquín, tomaron el micrófono del avión y comenzaron a contar chistes y sobre todo, a lanzar pullas simpáticas a algunos de los componentes del equipo. Y en ese contexto, Voro fue uno de los ´elegidos´.

Está por ver si el ideólogo del chascarrillo fue Joaquín, pero lo cierto es que fue David Villa quien lo lanzó por megafonía ante las risas de toda la expedición. Esto dijo El Guaje: "Sabíais que la mujer de Voro va por casa con espinilleras?".

¿Y por qué? El chiste viene de la etapa de Voro como futbolista. El de L´Alcúdia fue un central marcador valiente, duro pero noble al mismo tiempo. No tenía miedo a nada ni a nadie, y en una época en que los equipos se guardaban un defensa para que marcara al hombre más peligroso del rival, en el Valencia Voro desempeñaba ese papel a la perfección. Y claro, a menudo tenía que recurrir a las faltas para frenar al delantero en cuestión, de ahí el chiste de Villa y Joaquín.

Otra anécdota para ilustrar qué tipo de futbolista era Voro, la protagonizó Alfredo Di Stéfano, que fue el técnico con el que el valenciano dio el salto al primer equipo tras su cesión al Tenerife en la temporada 1984/85, donde estuvo haciendo el servicio militar. Pues bien, para ilustrar el poderío físico de Voro, Di Stéfano acuñó una frase que de alguna manera forma parte de la historia del valencianismo: "Voro por la mañana desayuna tornillos".