Cuando parecía que despertaba el Valencia de Voro en La Rosaleda se le fue el partido en apenas cuatro minutos. Un gol de Recio de cabeza en el área pequeña precedido de una cadena de errores que comenzó en Cancelo en banda derecha, continuó con Alves que se quedó bajo palos y terminó con Lato que fue incapaz de sobreponerse al centrocampista malagueño, que con más físico y atacando de cara el balón, remató en el área pequeña del Valencia sin apenas oposición.

Y solo unos minutos después, Sandro recibía premio a su buen partido con el segundo tanto del choque. Si el gol de Recio fue un cúmulo de errores del Valencia, el segundo fue de mala suerte. Una falta en la frontal cometida por Mangala -que le costó una amarilla que acumula sanción para el choque del miércoles ante la Real Sociedad en Mestalla- fue disparada por Sandro con violencia. El balón impactó en la cara de Garay, le torció el cuello y dejó al argentino tendido en el suelo mientras la pelota volvía a los pies de Sandro que de bolea volvió a pegar duro pero esta vez el balón rozó en Mangala lo suficiente como para dejar descolocado a Diego Alves, que no tuvo tiempo de reaccionar a pesar de que el delantero malagueño disparó desde fuera del área. El Málaga marcó con un futbolista rival tendido en el césped, pero la jugada fue tan rápida, que no se puede calificar de conducta poco deportiva.

Voro tuvo que hacer cambios porque Garay no podía continuar en el campo, y a pesar de que tenía a Santos en el banquillo, optó por meter al chileno Orellana y retrasar a Enzo Pérez al eje de la zaga. El Valencia terminó el primer tiempo pidiendo la hora, porque bien pudo llegar el tercero.

Tal vez el resultado del primer tiempo fuera abultado, pero la realidad es que el Málaga de Míchel quiso más y puso más. Voro salió con un doble pivote formado por Medrán y Enzo Pérez, un centro del campo que en defensa se colocaba en línea de cuatro con Soler en la derecha y Munir en la izquierda, mientras Parejo hacía de enganche con Santi Mina en ataque. Un equipo teóricamente confeccionado para tener el balón y ese fue el problema, que el Valencia no lo tuvo durante los primeros veinte minutos, y cuando se hizo con él llegaron los goles. Eso sí, con empate a cero, Lato y Munir combinaron por banda izquierda pero el futbolista cedido por el FC Barcelona no acertó a culminar su excelente jugada ya que disparó excesivamente cruzado.

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Tal vez durante buena parte del primer tiempo se echó en falta a Zaza, porque sin balón y ante la hiperactividad del rival en la presión, el Valencia no tuvo otro recurso que el balón largo y Santi Mina apenas pudo hacer de referencia, ganar algún balón y esperar a la segunda línea. En eso, la primera parte se pareció mucho al partido entre ambos equipos disputado en Mestalla en la primera vuelta. Tanto tuvo el balón en aquel choque el Málaga, que el castellonense Fornals terminó por empatar el partido en los minutos finales.

Con el mismo dibujo arrancó Voro el segundo tiempo, con Enzo de central, Parejo y Medrán en el doble pivote y Orellana por detrás de Mina. Puso algo más el Valencia tras la reanudación pero no lo suficiente como para que el Málaga viera peligrar el resultado. Y como en la primera, tampoco le sonrió la suerte. Porque Santi Mina falló un mano a mano clarísimo ante Kameni después de que un futbolista local le entregara un balón atrás a él y no a un compañero, y tampoco acertó Mangala -el menos malo de los valencianistas- en los instantes finales en un remate llegando desde atrás que incomprensiblemente no cazó y terminó estrellando en el palo. La jugada la había comenzado Nani con un buen pase interior a Lato que el canterano prolongó con un excelente centro por delante de los defensas.

El Valencia tuvo más la pelota porque el Málaga levantó el pie pero es verdad que antes de las ocasiones de Mina y Mangala Diego Alves detuvo otro mano a mano a Sandro que habría sentenciado el choque. Dijo Voro en la rueda de prensa previa al partido que los futbolistas tenían que dignificar el escudo haciendo un buen partido y no hicieron ni lo primero ni lo segundo. No fue el peor encuentro de la temporada, porque ha habido muchos malos, ni tampoco le acompañó la suerte, pero si la cosa iba de dignidad, bien se puede decir que el Valencia no tuvo la suficiente. Tanto fue así, que por momentos La Rosaleda lo pasó en grande y coreaba "¡olé, olé!" una larga posesión de sus futbolistas en la que los jugadores del Valencia llegaron siempre tarde aunque alguno tiró de orgullo. Lo dicho, si el partido de Málaga era cuestión de dignidad, el Valencia no tuvo suficiente. La pregunta es si este partido termina con uno de los grandes debates del momento y tiene que ver con Voro y su posible continuidad en el banquillo valencianista.

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