La noche del lunes al martes el yihadismo sacudió la ciudad de Mánchester. El concierto de la cantante de pop Ariana Grande fue el escenario de un ataque terrorista, el más mortífero en Reino Unido en los últimos 12 años -desde el atentado registrado en el metro de Londres en 2005-, que provocó el fallecimiento de al menos 22 personas y dejó heridas a otras 59, muchos de ellos niños y adolescentes. El suceso, reivindicado por el Estado Islámico, ha dejado temblando a los vecinos de esta ciudad del norte de Inglaterra y ha desbordado la mayoría de los 8 hospitales en los que están siendo atendidas las víctimas.

Bajo el lema de "no seremos derrotados, nos mantendremos fuertes, somos Mánchester", los vecinos de la ciudad han puesto en marcha numerosas iniciativas para ayudar a los más afectados, dejar atrás este capítulo de terror y tratar de recuperar la normalidad lo antes posible. Phil Neville, asistente técnico del Valencia la temporada pasada, se ha volcado por completo. El exvalencianista, leyenda del Manchester United, sintió desde el momento del atentado la necesidad de ayudar y ha impulsado la donación de alimentos de toda clase en los últimos días para favorecer a las víctimas. A caballo entre València y su país, adonde acude semanalmente para participar en programas de televisión y retransmisiones de partidos de fútbol, el miércoles el trabajo le obligaba a estar en Estocolmo, donde se jugaba la final de la Europa League entre el Manchester United y el Ajax. Si dependiese de él, no hubiera ido a Suecia, hubiera estado en M"nchester con sus vecinos para poder poner su granito de arena.

"Recibí hace tres semanas una llamada para decirme que iba a trabajar en este partido, para mí cubrir al Manchester United en una noche europea es como el día de Navidad, pero desde que ocurrió el atentado sentí que no quería estar en este partido, de verdad", relata, "hubiese preferido estar en Mánchester para ayudar". El martes a primerísima hora de la mañana, cuando recibió la noticia, quedó abatido: "es un desastre", decía. Horas después, a medida que se iban conociendo novedades al respecto del atentado, movió ficha. "Vi que había escasez de alimentos en un hospital e inmediatamente llamé al hotel del que soy copropietario -Hotel Football, también en manos de Gary Neville, Giggs, Scholes y Butt- y dije: ¿Podemos enviar comida?".

No se lo pensó. El centro en cuestión era el Hospital Infantil de Mánchester, el mismo para el que recaudó 20 millones de libras para su construcción, una labor que tuvo su origen en el nacimiento de su hija Isabella, un episodio lleno de complicaciones. "Tratar de recaudar dinero para ese hospital es probablemente lo mejor que hayamos hecho mi mujer, Julie, y yo en nuestras vidas. La gente estuvo ahí para mí cuando mi hija estuvo en el hospital durante ocho semanas". Al saber de su colaboración, un oyente de la BBC Radio 5 live mandaba el siguiente mensaje: "Por favor quisiera dar las gracias a Phil por la comida en el hospital infantil de Mánchester. Soy cirujano y ayer estuve operando a las víctimas. La comida marca la diferencia".