"Me gusta el equilibrio defensivo para robar el balón y atacar. Ese es el estilo que mantengo desde que soy entrenador. Cuando no lo tenemos, todos a recuperarlo. Cuando lo tenemos, hay que dar criterio al juego porque es la mejor forma de llegar a la portería. Si únicamente dominas la defensa, dependes de las individualidades. Incluso cuando perdemos, seguimos tocando. Llevamos la bandera del fútbol atrevido". Es la palabra de Marcelino García Toral, el nuevo entrenador del Valencia CFMarcelino García Toral, , en una entrevista en ´El País´. Era diciembre de 2006 y estaba bajo el foco como entrenador revelación a los mandos del Recreativo de Huelva. Desde entonces ha evolucionado, ha madurado y ha crecido, peros sus premisas son similares. Sus equipos tienen un sello propio reconocible: pressing inteligente, recuperación rápida, contraataque, ritmo alto, dinamismo, velocidad, organización, pasión... Sus ideas encajan con la idiosincrasia del Valencia. Es una apuesta que recupera el modelo perdido. De hecho, Rafa Benítez fue una de sus primeras referencias.

Sobran las presentaciones a estas alturas. Marcelino empezó en el Lealtad de Villaviciosa (localidad asturiana en la que nació hace 51 años), después dio el salto al filial de su Sporting y arrancó un trayecto de éxito que le llevó a hacer historia en el Recre y en el Racing. Siempre ha sido ambicioso, con una personalidad potente. En 2008, dijo no al Valencia porque reclamaba voz y voto en las decisones deportivas. Apostó por el Zaragoza y lo devolvió a Primera, pero chocó con los caprichos de su directiva. En el Sevilla fue víctima del mismo proceso de transición que se tragó a Míchel. Monchi lo ha reconocido después, uno de sus errores fue no preparar una plantilla adecuada para Marcelino. El asturiano defiende a muerte sus ideas. Lo ha demostrado en su última etapa en el Villarreal, donde recogió al equipo en Segunda, mitad de tabla, y lo dejó a días de jugar una previa de ChampionsChampions. El desgaste y el conflicto con una parte del vestuario fueron determinantes. Tanto como el rendimiento que obtuvo de los futbolistas.

Por simplificar, Marcelino es un entrenador de contragolpe, pero no barraquerocontragolpe (no concibe un equipo que sólo defienda); se organiza en bloque, pero arriba; ocupa y explota los espacios. Le gustan los atacantes rápidos y también los jugadores de buen pie, pese a no dominar amasando la posesión. Ojo con las etiquetas comunes, los tópicos y los prejuicios. "No me gusta defender muy atrás, no me gusta jugar un balón largo y coger segunda jugada. Sí me gusta aprovechar la recuperación de balón y, si se puede, contraatacar. Parto de una idea, creo que sencilla: cuantos menos rivales tienes por detrás del balón, más posibilidades tienes de crear peligro, de hacer gol... al menos en equipos de perfil medio. Otra cosa es cuando tienes un equipo con una altísima calidad individual o con un buen funcionamiento colectivo, la suma de ambas cualidades te permite, contra equipos replegados, seguir generando juego y ocasiones".

Marcelino dejó claro su abecé hace algo más de un mes en ´El Club´, programa de beIN SPORTS. Su inclinación se hizo evidente. Los jugadores, sus perfiles y su talento determinan en qué faceta debes insistir más para ser eficaz. Las posesiones intrascendentes, que te "hacen llegar poco", no le interesan. -¿Qué es jugar bien para Marcelino?- "Jugar bien es que el rival no te haga ocasiones. Recuperar el balón donde eres eficaz en virtud de los futbolistas que tienes y luego hacer ataques con generación de espacios para aprovecharlos y contraataques cuando sea posible. Pero a mí me gusta atacar, circular el balón por atrás, que esa circulación sea correcta y, cuando lleguemos al último tercio, ahí sí, aceleremos. Si hay que dar diez pases, o doce o quince, se hace. Y a mí me gusta. Pero si en esa secuencia, en el ocho, en el nueve, surge el espacio para progresar, hay que hacerlo y no repetir un pase". Así de claro lo expresaba el míster asturiano en ´The Tactical Room´, el magazine de Martí Perarnau. Progresar lo antes posible y acabar las jugadas. "Prefiero que mi equipo tire 20 veces a puerta antes que tener el 70% de la posesión y tirar sólo diez".

Valores: respeto, compromiso

Marcelino tiene doble o triple dimensión. Mezcla la exigencia extrema en el trabajo con la cercanía en el cara a cara. Es un tipo abierto, extrovertido; pasional en el campo, pero "tremendamente prudente". Durante estos nueve meses que no ha entrenado, desde que salió del Villarreal, ha hecho sus reflexiones. Pudo entrenar al Inter de Milán Inter de Milán y la normativa impidió que cogiera las riendas del Valencia tras la destitución de Pako Ayestaran. Tiene muy claro que el siguiente paso será trascendente en su carrera, por eso sólo se comprometará con un proyecto deseado, que le permita trabajar día a día con ilusión. En su interior siempre está la dedicación, el esfuerzo y el trabajo para sacar los mejores resultados y obtener un alto nivel de rendimiento. "Yo creo que hay que tener muchísima dedicación... si tienes dedicación te puedes llegar a obsesionar con el trabajo, pero creo que hay que demostrar pasión. Los grandes entrenadores como Guardiola o Simeone demuestran pasión, con dos estilos diferentes, pero hay pasión. Si tu eres pasivo, el futbolista termina siendo pasivo. La pasión es parte del juego, hace que los equipos sean dinámicos y ágiles, hace que sean atrevidos".

Marcelino busca que el futbolista disrute y rinda al máximo, sabe que los entrenadores dependen totalmente del jugador, "de su personalidad, de su talento, de su ambición y de su solidaridad", por eso busca un perfil concreto a la de formar un grupo: "La suerte es disponer de una plantilla con grandes valores humanos: compromiso, respeto y compañerismo, sin esa premisa no se consigue nada en un deporte colectivo".

La competición y el análisis son la base para potenciar las virtudes y corregir los defectos, para ser eficaz. ¿Sistema? Marcelino ha convertido el 1-4-4-2 en parte de su marca. Es un pensador práctico y adapta los perfiles para desarrollar su idea, aunque siempre desde una estructura base. "Creo que es un sistema en el cual se reparte equitativamente el terreno de juego y necesitas menos jugadores específicos. Jugar con dos delanteros te deja con un jugador menos en el centro del campo, pero normalmente generas una situación de dos contra dos en zona defensiva rival y eso aumenta las dudas". Ahí está su palabra. Cero dudas.