Recientemente se han cumplido siete años de la retirada. ¿Qué recuerdos tiene de aquel partido y los días previos?

Han pasado muchos años (sonríe). Es un recuerdo imborrable, como muchos vividos en el Valencia. Fue especial por como se vivió todo en los días previos al partido en Mestalla. Me impresionó como reaccionó la gente, como valoró mi trabajo. Además, había cosas en juego. El Tenerife se estaba jugando la posibilidad de continuar en Primera. Hubo tensión. No era ningún trámite y tener la posibilidad de jugar ese último partido en casa, sabiendo que era mi último partido y después me retiraría, fue muy emotivo en todos los sentidos.

Me falla un poco la memoria, pero si no me equivoco fue un homenaje de la gente muy... ¡espontáneo!

—¡Totalmente! A mí me hubiera gustado hablar antes con el Valencia y que me hubieran dicho: "No vas a continuar por..."

Se enteró por la prensa...

Sí, fue un poco curioso. También entiendo que no es fácil y hay que tener mucho coraje para ponerte delante de un jugador que lleva diez años en el club y tener la personalidad para decir que no va a continuar. Yo ya lo sabía, porque no me habían dicho nada y faltaban dos partidos de Liga. Pero uno siempre espera que le digan las cosas con normalidad... yo soy una persona que comprendo todo, que tenía una edad y el club buscaba otras cosas. Luego, en el campo, la gente quiso premiar mi esfuerzo. Fue de un modo espontáneo. Lo único que quería y me hacía ilusión era retirarme en Mestalla... Se dio la situación. La afición, por el cariño que me dieron, convirtió mi adiós en un momento increíble.

El hecho es que los valencianistas detectaron que el club no iba a tener el detalle y quisieron tenerlo ellos.

Así es. A veces las políticas de comunicación te llevan a ese camino de postureo y en mi caso fue absolutamente espontáneo. Fue la gente la que decidió, yo tenía esa ilusión de despedirme de Mestalla y la respuesta fue brutal. Con el tiempo me he ido encontrando mucha gente por ahí que me dicen: "Yo fui al partido solamente a despedirme de ti...". El sabor de boca que me queda es tan bueno, que uno dice: "¿Para qué quiero más?".

Esa frase suya: "Me marcó tanto la camiseta del Valencia que no tuve fuerzas de poner otra"... al valencianismo lo tiene enamorado.

He vivido aquí tantas cosas, momentos tan buenos... he ganado títulos, he sido un jugador importante, he podido ir a la selección, he calado dentro del sentimiento valencianista sin ser de aquí, que sabéis que eso es difícil. El Valencia me lo ha dado todo. No era sencillo calar entre el valencianismo, además con mi carácter, yo agradezco que la gente me he querido tal y como soy porque yo tengo el carácter castellano, soy más bien serio de parar, aquí ese carácter cuesta más que te lo valoren. A pesar de no ser valenciano, que la gente me haya dado tanto valor y respeto es un gran privilegio. Esa gratitud es la que sentía en ese momento y no tenía motivación para jugar en otro lado porque sí... Para jugar al fútbol hay que estar motivado, tener ganas. Quizá en este momento, a lo mejor te llega una oferta de un equipo de fuera y por una experiencia vital me lo hubiera planteado, pero en aquel momento, no. Y hablé con gente de fútbol y algunos equipos, pero no. La decisión para mí fue una de las mejores que he tomado. Me fui con el gusto ese de retirarme cuando estás empezando a ver que es el fútbol el que te va a dejar a ti.

¿Con qué momento se queda?

Es que son muchos. No sólo los buenos, también ha habido malos momentos que te hacen luego valorar los buenos. Nosotros vivimos el ciclo glorioso, desde 2000 a 2004, con cuatro años maravillosos, y luego pasamos por unas épocas de más dificultades, de transiciones, con muchos problemas de club y a nivel social. Luego ganamos el títulos de Copa en un año con muchas complicaciones y luego volvimos a posiciones más altas. Fue como un ascensor: subes, bajas, cosas impresionantes, momentos duros. Diez años dan para mucho, pero, para mí, el más significativo es el partido contra el Espanyol. Fue en casa, ganamos 2-1, tuve la suerte de hacer dos goles... llevábamos toda la temporada luchando. Empezamos regular, luego en la segunda vuelta fuimos muy bien, llegó ese punto en el que de alguna manera a todo el mundo le entran dudas porque el Valencia no estaba acostumbrado a ganar títulos. Aquel partido fue el decir: "Estamos aquí, hemos venido a ganar la Liga". Cuando faltan cuatro o cinco partidos la gente empieza, "a estos les van a temblar las piernas" porque le ha pasado a otros equipos, por ejemplo, más tarde, al Sevilla o la Real Sociedad. Ganar una Liga, quitársela al Real Madrid o el Barcelona, es algo sumamente difícil.

¿De verdad tiemblan las piernas?

No es que tiemblen, pero no estás acostumbrado a esa presión y todo el mundo te pone en duda. Aquel partido, después de 31 años sin Liga, fue como decir, "oye que ganamos en Málaga y somos campeones". El sueño se convierte en realidad. Por eso, por lo que se vivió aquí, te pones con uno menos, perdiendo 0-1... lo que mostró ese Valencia fue una gran capacidad de superación, madurez, mentalidad ganadora, fortaleza impresionantes. Ese tipo de cosas te marcan.

Atlético-Valencia contra Madrid y Barça. No jugó en los dos gigantes, pero sí en clubes con sentimiento.

Sí, son dos equipos similares en cuanto a historia. Por sus aficiones y por la pasión con la que lo viven, son muy especiales. Por la situación de Madrid y Barça no pueden ganar siempre. Entonces cuando ganan es un premio prácticamente triple. Luego hay algo incomparable en el Valencia y el Atlético. En el Madrid, por ejemplo, han pasado muchísimos y grandísimos jugadores y una época tapa la anterior. En el Barcelona lo mismo, la época de Rijkaard, que fueron campeones de Europa, ha quedado un poco olvidado porque los que han venido después han sido mejores y han ganado más títulos. Sin embago, en nuestro club es más difícil tener un equipo como el que tuvimos nosotros. Al final, te metes dentro de la gran historia del club, eres muy querido. He visto declaraciones de Koke, que ha renovado de por vida por el Atlético, digamos que es ser todo en un equipo a ser uno más en otro equipo. Igual ganarás más títulos y demás, pero el ser de un equipo de siempre, que la afición te reconozca como un jugador de un equipo, tiene un valor incalculable.

¿Tuvo la oportunidad de irse al Barcelona o al Real Madrid?

Tuve algunas posibilidades, algunas estuvieron muy avanzadas, otras no. Pero prefería estar diez años en el Valencia, antes que tres años muy buenos en el Valencia, luego cuatro en el Barcelona... prefería identificarme con un equipo y es lo que he perseguido durante mi carrera. Que cuando alguien esté sentado y hablando del Valencia, como nosotros ahora, diga acuérdate de aquel equipo cuando jugaban Baraja, Albelda, Ayala...

Baraja ha entrenado a Soler. Es quien lo baja de posiciones más adelantadas al centro del campo. ¿Qué le parece su evolución y cómo lo cataloga como centrocampista?

Carlos es un futbolista muy completo, como digo yo, un ´todocampista´ que puede jugar en cualquiera de las tres posiciones. Puede jugar de ´6´, ´8´... en el clásico sistema nuestro del Valencia podría actuar en cualquiera de las dos plazas del doble pivote. Últimamente el Valencia ha usado tres mediocentros por el medio, lo que también le acopla. Es un jugador con unas condiciones magníficas, un chico de escuela, técnicamente bien dotado, físicamente le falta hacerse un poco más, pero es algo normal porque acaba de llegar al primer nivel . Yo creo que tiene algo que es fundamental para jugar en este club, que es la personalidad, el descaro para querer la pelota y ser siempre protagonista, arriesgar, eso le hace especial y diferente. Ya lo vimos nosotros cuando era juvenil, además apostamos mucho porque jugase un poco más retrasado y cogiera ese punto de interpretación del fútbol cuando se construye desde más atrás, con la posibilidad de ver el fútbol más de cara y, sobre todo, de fortalecer un poco sus cualidades físicas porque a él, el cuerpo a cuerpo, le costaba algo más. Su evolución atlética le ha ayudado a ser hoy en día mejor. Por muy bueno que seas técnicamente, si no corres y peleas, olvídate.

¿No lo ve un ´llegador´?

Sí, claro. En el Juvenil, aparte de Carlos, teníamos a otro chico con muchas posibilidades también que jugaba de ´8´ (Mikey). Carlos jugaba en las dos posiciones, donde nosotros lo colocamos le ha ayudado a tener un poco más de orden porque tiene mucha voluntad de ir hacia delante. El trabajo táctico para un jugador que actúa en el medio es relevante, saber cuando hay que subir o cuando quedarse, cuando hacer el esfuerzo, ayudar al compañero en lo defensivo, siempre equilibrar al equipo. Carlos tiene mucha vocación ofensiva, mucha calidad en la llegada, claridad... tiene muchas condiciones y por dentro puede jugar en cualquier posición.

Ese "clásico sistema nuestro", supongo que se refiere al 4-4-2, ¿ha ido un tanto perdido el Valencia estas temporadas atrás con el 4-3-3, un sistema más de moda hoy en día?

Siempre que el sistema va en función de los jugadores que tienes. El Valencia sí es verdad que últimamente ha tenido jugadores por dentro que no han acabado de ser completos. Por ejemplo, André Gomes. A lo mejor es un gran jugador en un centro del campo a tres, pero con dos... sus características ya no encajan tanto.

Curiosamente, pese a la impronta que dejaron los hombres de Benítez, luego no se ha visto mucho ese sistema, sólo con Quique, algunos momentos con Emery... Ahora viene Marcelino que si lo utiliza.

Marcelino tiene más clara la idea de jugar con ese sistema, aunque puede variar, según necesidades. Depende del equipo que manejes. Pero lo que es el Valencia CF casi siempre ha jugado el 4-4-2 cuando presionas y defiendes y 4-2-3-1 cuando el mediapunta viene a enganchar, con Mata, Silva, Aimar, jugadores clásicos del Valencia durante sus etapas. Es verdad que Marcelino siempre ha jugado con un ´6´ y un ´8´ y Carlos puede jugar en cualquiera de las dos. También depende de como vaya el partido, si vas ganando puede ser ´8´, si vas perdiendo puede ser el ´6´. Con Benítez recuerdo que cuando íbamos perdiendo solía quitar a Albelda, me ponía a mí en la posición de ´6´ y jugaba Aimar de ´8´.

El Atlético es otro ejemplo, aunque esta temporada perdió distancia en la primera vuelta por querer jugar algo más con la pelota... ¿La forma de competir con Madrid y Barça es ser ´bronco y copero´?

Lo más importante, y creo que Marcelino lo ha dicho en la rueda de prensa, es tener un patrón claro. Al final, el objetivo es que al técnico le confeccionen una plantilla muy de su gusto para llevar a cabo su idea. Sin embargo, es básico saber a qué club vienes y cómo está acostumbrado históricamente a jugar este club, cuál es su estilo y a partir de ahí potenciar lo que se pueda.

Lo comentó el propio Marcelino, "nuestro estilo se acopla al estilo histórico del Valencia CF".

Por supuesto, porque son equipos construidos desde atrás, físicamente fuertes, con la responsabilidad de ser solidarios, muy colectivos, lo que prima es el equipo. Esto Marcelino siempre lo ha puesto en práctica, lo ha hecho en el Villarreal, tratando de tener buenos jugadodres, pero meterlos dentro del colectivo, que es lo importante.

¿Es ese también su libreto?

Sí, sin duda. Debes valorar las opciones que te dan los jugadores y alguna cosa puedes modificar, pero es evidente que... -¿yo qué he mamado en el Valencia y en Mestalla?- Pues un equipo rocoso, aquí a la afición no le gusta ganar 4-3, le gusta ganar por encima de todo, pero tienen en la cabeza no encajar goles, ser un bloque fuerte, sólido, si puedes correr las contras, perfecto y cuando haya un córner, que la gente sienta que puede ser gol... En definitiva, para poder competir con Madrid, Barcelona y algún otro, tienes que afinar tanto que todas las facetas del juego deben servirte... Todo ese le hizo al Valencia poder competir con Madrid y Barcelona como está haciendo ahora el Atlético de Madrid.

La Liga de 1971 se ganó con un equipo "bronco y copero". Claramunt siempre lo recuerda.

Así es, un equipo agresivo, que tienes que jugar al límite. Para mí el Atlético de Madrid de ahora tiene mucha similitud con nuestro Valencia. Es la idiosincrasia que ha tenido este club y cuando llegas aquí debes saber cómo juega y la historia que tiene un equipo en la competición.

Desde una perspectiva de entrenador, ¿qué le gusta de Marcelino García Toral?

Sobre todo que saca rendimiento, mucho jugo, a sus equipos. Los resultados mandan, pero él saca un rendimiento. El ejemplo está en lo que hizo con el Villarreal. Lo sube a Primera, al año siguiente compite, se mete en competición europea y acaba clasificando al equipo para la previa de la Champions. Para un proceso como el que necesita el Valencia ahora mismo Marcelino es ideal. Luego hay que darle buenos mimbres y en eso es en lo que el club debe trabajar.

El siguiente paso es dar un cambio profundo a la plantilla. Es algo dicho por los propios protagonistas: Marcelino, Voro, Mateu Alemany

Sí porque hay algo fundamental, más allá de la impronta histórica y el sentimiento de los aficionados que hablábamos antes, y es que el futbolista que venga al Valencia tiene que sentir que esto es una oportunidad, debe venir al Valencia como si fuera su primera opción, sentirlo, y que el club logre que esos futbolistas estén un tiempo prudencial para que lo puedan sentir, para que vayan queriendo al club. Si cada año o dos años cambiamos 12 ó 13 jugadores... el sentido de pertenencia es vital para que un equipo ofrezca compromiso, esfuerzo, solidaridad. No tiene nada que ver con si comprado o cedido, a veces han venido cedidos y lo sintieron, lo que importa es el perfil de jugador, ese perfil, el contexto y la exigencia del club tienen que hacer que los vengan aquí lo hagan pensando: "El Valencia es el mejor club que yo puedo tener".

Y un futbolista experimentado y profesional.

Sí, pero creo que eso es algo que lo va imprimir con su carácter Marcelino por su forma de entrenar y exigir en el día a día. Eso son dinámicas, hábitos, si los dictas y se cumplen desde el principio, luego se adoptan como algo normal. Si todos los días te levantas a las siete de la mañana y desayunas a las 7:15 se convierte en una rutina. Si consigues que un equipo trabaje y se prepare en la exigencia, cada día al máximo como si compites, que todos tengas posibilidades de entrar en el once, jugar de sentirse importante, ese compromiso de profesionalidad se adquiere, se traslada desde el cuerpo técnico de una manera natural. Eso creo que lo va a conseguir Marcelino.

Un día Xisco Muñoz, por entonces estrella del Valencia B, me dijo: "Carlos, yo subo y veo como entrenan Albelda, Carboni, Cañizares, Baraja, Ayala... y ya sé como tengo que estrenar".

Claro, exacto, la exigencia se impregna. Todas esas cosas, las buenas dinámicas, se contagian. Si tienes en un equipo 16, 17 jugadores que se entrenan bien y dos o tres que no, ellos solos se salen del grupo. La forma de estar dentro del grupo es trabajar al mismo nivel, eso lo va a tratar de conseguir Marcelino. Eso es importante que los jugadores vengan con el hambre y la ambición de vestir la camiseta del Valencia.

Por hacer un resumen gráfico. Estamos hablando del objetivo de hacer un equipo de fútbol, algo muy diferente a un ´album de cromos´.

Totalmente distinto. Construir un equipo conlleva un proceso muy complejo. No se hace en un año. Ahora ves al Atlético y dices, "un equipazo", no se notan los cambios de piezas, todo funciona, compite siempre... pero es un proceso largo construir todo eso. Primero desde la elección del técnico adecuado, después dándole un tiempo. Lo más relevante es tener claro el camino y el Valencia a por el que vas. Creo que el club ahora lo sabe, sabe que debe hacer una modificación de plantilla, hacerla corta, competitiva, con hambre, con juventud y la alternancia de algún veterano, sacar rendimiento y, lo más importante, ganar partidos. La gente se va a volver a ilusionar, es algo que hemos perdido en estos últimos dos o tres años últimos.

¿Palpa ese desencanto?

Soy socio, tengo mis pases. A veces voy al palco, otras a Tribuna. Se nota cierto desencanto, no diría pasotismo porque la gente siempre está, y más en momentos difíciles. Pero desencanto sí, la tristeza de que siempre volvemos a la misma rueda.

Interpreto que en los últimos años se perdió el modelo o el camino, pero que ahora parece que se vuelve a una senda correcta; queda acertar.

Sí, porque hay que entender la situación. El Valencia CF ha tenido un tipo de propietarios siempre de Valencia y en un momento llegó un extranjero que, por las necesidades económicas, compra el club. Es muy difícil que esa persona conozca como pensamos en València, todo eso tiene su proceso de entendimiento. Con el paso del tiempo y mayor experiencia se han ido dando cuenta de que el camino que llevaban no era el más adecuado. Es lógico en cierto modo. Es como el que vende periódicos aquí y mañana se pone una tienda de gafas en Singapur, pues el primer año seguro que le costará más. En ese proceso de aprendizaje se han cometido errores, han pasado muchos entrenadores, directores deportivos, la decisión hace nada de que la presidenta dejará de serlo y estará otra persona. Dos o tres años muy convulsos. Ahora la sensación y el mensaje que se está lanzando, creo que tampoco es nada del otro mundo, pero sí sencillo y claro. Hay un director general que tomará decisiones, ejecutivo, de fútbol, con un amplio bagaje en el fútbol. Un director deportivo con una estructura que se ha formado para traer jugadores del perfil que necesita el Valencia y un entrenador que tiene experiencia, personalidad y una idea clara. Lo mínimo que se puede exigir en un club, que haya dos o tres figuras identificativas de lo que se necesita, ahora hay una hoja de ruta y un camino trazado. Evidentemente, no es fácil pasar de 0 a 100, pero el Valencia ha entrado en un proceso en el que sólo puede mejorar.

¿La pieza maestra en ese proceso es el entrenador?

Sí, pero estoy convencido de que, con su filosofía, Ayestaran también tenía esa intención. Es un gran profesional. Lo más importante es la confianza que haya sobre el entrenador, el poder de decisión que tenga. El Valencia ha decidido que sea Marcelino con un contrato razonable, lo mínimo que yo entiendo para dejar un sello con un trabajo. Ahora el club debe dejar trabajar el entrenador, dejarle un equipo acorde a su idea de fútbol, teniendo en cuenta las limitaciones. Lo más importante es el peso que tenga el entrenador en el proyecto. Si tiene poco peso, a la mínima dificultad saltará.

Baraja vivió la primera situación de interinidad de Voro en el banquillo en 2008. ¿Cómo se maneja él en esas situaciones complicadas?

Creo que aquella temporada con esta última tienen algunas similitudes. Ese año estaba Quique, fue destituido y vino Koeman, hubo convulsión social, conflictos, cambio de presidente... Voro... Lo más destacable es que él ha sido capaz este año de unir las piezas, también a la afición con el equipo y parar la caída y la locura en la que había entrado el club. Si entras en esa vorágine pueden pasar cosas peligrosas, por ejemplo, como nos pasó en 2000 en el Atlético. Con grandes jugadores te vas a Segunda... El año de Voro estábamos en una situación complicada, ha sido el único que ha podido estabilizar un poco mla temporada. Recuerdo el partido del Osasuna en enero, hay que acordarse de que si nos ganaban nos pasaban y entrábamos en descenso. Hay que darle valor a lo hecho por Voro. Grandes entrenadores como Prandelli, que yo creo que es un gran entrenador, no pudieron sacar resultadosPrandelli.

Pasa el tiempo y usted sigue siendo el hombre que levantó la última Copa del Rey en 2008, ¿se arrepiente de que apenas se celebrase?

Es que la situación era muy compleja, estábamos en la final de Copa y luego jugamos en San Mamés y perdimos 5-1. Había que tener un grado de responsabilidad superlativa, si salimos a celebrar con el autobús y vas a Bilbao y te meten cinco, que es lo que pasó, te quedabas a dos puntos del descenso, quedaban cinco partidos y venía Osasuna. Había que decir: "A ver señores, ¿vamos a celebrarlo?" Me hubiera encantado celebrarlo, pero si nos meten cinco, que tenía pinta que podía pasar por las circunstancias... había que tener responsabilidad y decir, "vamos a salvar primero lo más gordo, ya habrá tiempo". Yo tenía en la cabeza que podíamos bajar, lo creía de verdad.

¿A qué dedica ahora el tiempo?

A seguir formándome. Estoy en una etapa que para mí es muy importante aprender, absorber experiencias, ver muchos partidos, jugadores, obtener información, seguir a equipos, te hace conocer cómo piensan los clubes y tener la seguridad y la confianza de que esto es un camino muy largo y entrenar es difícil y habrá momentos con curvas y esto forma parte del trabajo. Conocer la profesión.

Hace un año estuvo en la terna del Valencia CF para ser entrenador, lo supimos a posteriori. Lo reconoció García Pitarch.

La verdad es que no me gusta eso de lo que pudo ser y no fue... Lo importante son las realidades, entiendo que la gente me haya vinculado porque he estado muchos años y, en cierto modo, sale mi nombre. Pero yo tengo claro que el del Valencia es un banquillo muy complicado para el que hay que tener experiencia, bagaje y yo estoy haciendo mi camino. Estoy conociendo la profesión. No dejas de jugar y eres técnico al día siguiente. Es un proceso costoso, estoy en ello. Si en un futuro me lo gano y me gustaría, evidentemente, pero los momentos no se eligen. Ojalá me llegue y esté muy preparado para que salga bien. Pero no es algo que me preocupa ni obsesiona. Me encantaría que al Valencia le fuese bien, si está Marcelino y va bien mucho mejor, porque quiero que el Valencia compita con los mejores y se genere ilusión, una piña con la afición y en Mestalla la gente disfrute con el equipo.

¿Cuáles son las fuentes y referentes de Baraja para el banquillo?

He tenido la suerte de tener grandes entrenadores, todos te van dejando un poso, te marcan, unos para bien, otros pasan más desapercibidos, otros no coincides con su forma de pensar y demás... Por supuesto, Rafa Benítez es un referente para mí porque sacó mucho rendimiento al equipo. Cúper también fue un grandísimo entrenador, los he tenido de gran nivel... Quique en su momento también hizo que el Valencia CF recuperase su autoestima, con dos años consecutivos de Champions, compitió bien, de Emery con sus características también aprendes cosas de él. En el Atlético también los tuve buenos.

Hemos profundizado en la comparación entre el Valencia y el Atlético, como equipos que mejor han luchado frente a Madrid y Barça. Uno siente cierta envidia de que nuestro ciclo se rompiese antes. ¿Cuál fue la clave? ¿La ruptura con Benítez?

Para mí, sí. Pasado el tiempo habría que valorar qué grado de responsabilidad veía el club en el entrenador -Benítez- en aquellos éxitos. Cuando llegó el momento de decidir la renovación no sé exactamente cuál sería la diferencia, pero si tú tienes un entrenador con el que tienes claro que vas a tener un rendimiento, un equipo que va a estar compitiendo ahí con Madrid y Barcelona, no te digo ganar Ligas, pero estar ahí... No sé cuál sería la diferencia para que Benítez se marchara al Liverpool, pero pasado el tiempo para mí fue un grave error. Después mira lo que pasó, vino Ranieri, no le fueron las cosas bien. Luego Quique y sí volvimos a estar ahí. Es muy importante, si se puede, alargar los ciclos, pese al desgaste que puedan tener. Lamentablemente, no ha entrado en un ciclo bueno todavía, el último positivo que hemos tenido han sido los cuatro años con Unai, estando ahí, siempre nos ha parecido que nos ha faltado un poco para estar más cerca de los mejores... Creo que la base de todo es tener un buen entrenador, que a lo mejor te cuesta más convencerlo o es un poco más caro... ahora tampoco es fácil traer a entrenadores que quieran venir aquí, importantes, porque no tienes Champions, la economía... Por eso me parece muy bueno el fichaje de Marcelino, un muy buen entrenador pese a las dificultades de las que hablamos. Hay que darle confianza. Veo a la afición con el equipo. El año que viene, creo que puede recuperar otra vez un ciclo positivo.