“Exigencia”, “trabajo”, “orden”, “ambición” y “disciplina” fueron algunas de las palabras clave del primer discurso de Marcelino como entrenador del Valencia, conceptos que se desprenden de una lectura hipersensible en cuanto a los problemas del club y que su afición, como sucedió ayer en Torrent, reclama con urgencia después de dos temporadas en los que los malos resultados comienzan a comprometer la historia y la imagen del Valencia a golpe de despropósito.

Tras dos años llenos de controversia se ha puesto en marcha un proceso de regeneración de la estructura interna incorporando a un director general con experiencia y un currículum con aciertos reconocidos en el fútbol español, se ha construido una dirección deportiva y para relanzar a un equipo que ha sido víctima del descontrol se ha fichado a Marcelino, que encaja como un guante en las necesidades actuales y que responde al prototipo de técnico que se requiere para corregir el rumbo de colisión.

Ahora faltan los fichajes. Ese nuevo panorama provoca que la afición respire algo más aliviada y redoble sus expectativas para la siguiente campaña. Ese es el sentir de los peñistas del sector 13, un centenar, que ayer despidieron la temporada 2016/17 con una fiesta por todo lo alto en Torrent.

Aficionados de las peñas Les Cagarneres, La Torre, L’Esclafit, Paco Camarasa, Paco Alcácer de Torrent, la Penya Valencianista de Picassent, la de Xirivella, Picanya, Paiporta o Els Dimoniets d’Alcàsser disfrutaron de una apasionante jornada de valencianismo en la que no faltó la paella, la discomóvil, el futbolín o el campeonato de truc y que congregó allí a distintos exfutbolistas históricos del Valencia como es el caso de Ricardo Arias, Juan Cruz Sol, Adorno, Fenoll o Óscar Rubén Valdez.

No faltó tampoco el presidente de l’Agrupació de Penyes, Blas Madrigal. Ni siquiera la amenaza de tormenta -finalmente respetó durante todo el día sin precipitaciones- pudo frenar la jornada, en la que prácticamente todos los valencianistas sondeados por SUPER aprovecharon para pedirle exactamente lo mismo al Valencia de Marcelino. No se trata de que el equipo gane la Liga, ni tampoco la Copa del Rey.

Ni siquiera que logre hacerse uno de los cuatro billetes para la próxima edición de la Liga de Campeones. La gente, por encima de aspiraciones deportivas, quiere un equipo que pelee, que luche, que corra y que represente. Que vuelva a ilusionar a la afición. “Al Valencia de Marcelino le pido volver a ser lo que somos, el Valencia Club de Fútbol. Un equipo que luche, que me represente, que me identifique, que nos respeten, que se dejen la piel. A mí tener un jugador de 60 millones me da igual, me identifico más con uno de la cantera si corre y se lo deja todo”. La frase de Pepe Llimerà, presidente de la Penya Valencianista La Torre resume ese sentir en esencia. La afición pide exigencia e ilusión a Marcelino.