Manuel Fernandes es la metáfora perfecta del futbolista con condiciones de crack que termina interpretando una carrera mediocre por culpa de las decisiones equivocadas y las colisiones constantes. Su paso por Mestalla es el mejor ejemploMestalla . Firmó por el Valencia (21, años 18 millones de euros) como proyecto de centrocampista total -verano del 2007- y se marchó al Besiktas Besiktas en diciembre de 2010 después de haber agotado la paciencia de Unai Emery. Su imagen estaba destruida por las salidas nocturnas y el club le dejó por imposible. Hoy, después de tanto tiempo, su situación es mejor de lo que se esperaba: hace un mes conquistó la Copa rusa, se mantiene como titular en el Lokomotiv de Moscú, ha estado nominado como jugador de la temporada y forma parte del equipo ideal de la Russian Premier League.

El destino es caprichoso: fichado para Quique en el Valencia Valencia de Juan Soler, a las pocas semanas topó con su ‘querido’ Ronald Koeman, que en invierno le pegó la patada. Manuel ya había tenido problemas manifiestos con el entrenador neerlandés un par de estaciones antes, en La Luz. «Me fui del Benfica por culpa de Koeman y después cuando llegué al Valencia tuve la ‘suerte’ de coincidir otra vez con él. Infelizmente encontré una persona cobarde y rencorosa». Tuvo que volver cedido al Everton. Así lo recuerda el futbolista, que hace poco se confesó con la revista digital Mais Futebol total. El portugués no es amigo de entrevistas, pero destacó los capítulos más intensos de su trayecto en una charla sin desperdicio.

El centrocampista no olvida su etapa aquí. «Aquel Valencia tenía la mejor plantilla de la que he formado parte. Podíamos hacer dos equipos competitivos para la Liga de Campeones. Si no recuerdo mal, cuando yo llegué, teníamos nueve españoles que iban a la selección con regularidad. Estaban David Villa, Juan Mata, David Silva, Joaquín, Vicente, Albelda… Además de Miguel, Marco Caneira y Hugo Viana. También Iván Helguera, Raúl Albiol, Baraja, Carlos Marchena, Morientes». Fernandes fue una pena. Llegó muy joven, quizás demasiado. No tuvo conocimiento. Siempre quedará la duda de qué hubiera sido de él con otra cabeza.

Le llamaban Manuelélé

Mais Futebol describe un Manuel sereno, maduro y satisfecho con su personalidad, aunque consciente de las malas pasadas que le ha jugado su naturaleza. «La mejor oportunidad ya pasó», reconoce. Tiene 31 años y ha cerrado su tercera temporada en el Lokomotiv. No está bajo el foco que ofrecen las grandes ligas, pero ha estabilizado su trayectoria con dignidad. Por sus errores, pudo caer mucho más bajo. Por cualidades, debió alcanzar metas más altas. En oriente ha encontrado el equilibrio, primero en Estambul -Besiktas- y ahora en Moscú. Hace un mes, el centrocampista portugués conquistó su última copa al superar en la final del Olímpico de Sochi al Ural de Ekaterimburgo.

El 0-2 definitivo de Miranchuk -mejor jugador Sub-21 del campeonato- está precedido por un pase suyo. Fundamental ante el Samara (gol y asistencia) en octavos, en semifinales marcó el gol de la victoria ante el Ufa. Esta temporada, Fernandes se ha reencontrado con su mejor versión después de un curso 2015/16 bastante complicado por «malentendidos contractuales». Yuri Semin le ha dado confianza y ha terminado jugando muchos partidos partiendo desde las bandas, izquierda o derecha. Está lejos de ser un extremo, pero parte desde fuera para aportar juego por dentro. Nadie lo hubiera dicho cuando al principio de su carrera en Benfica fue apodado Manuelélé en por su despliegue a lo Claude Makelélé. Aunque, en realidad, nunca fue un stopper. Siempre funcionó cuando tuvo menos responsabilidad y más libertad. Siete goles y nueve asistencias ha dejado en liga. Sólo Quincy Promes (12 + 10, Spartak), Fedor Smolov (18 + 1, Krasnodar) y Artem Dzyuba (13 + 6) han generado más goles. Promes ha sido el MVP y Smolov el mejor jugador ruso del curso. En asistencias, sólo el neerlandés Promes y Timofey Kalachev (Rostov) han mejorado sus nueve pases de gol, con uno más, diez.Quaresma y Guti

Esta ha sido la quinta Copa de Manuel Fernandes, la segunda en el Lokomotiv. El portugués tiene apuntada en el palmarés la Copa del Rey de 2008 con el Valencia. No estuvo en el Calderón y tampoco en las últimas rondas, pero fue titular en los dos partidos de la eliminatoria ante el Real Unión de Irún. Su primera Taça la ganó con el Benfica de José Antonio Camacho, en la temporada de su debut. Aquel equipo, con Luisao, Tiago, Petit, Miguel Brito, Zlatko Zahovic o Joao Pereira, se impuso al Oporto de José Mourinho con goles de Fyssas y Simao.

Manuel no estuvo en la final, pero ya estaba en la plantilla que consiguió arrebatar un título al Oporto de Mourinho, campeón de Champions con Deco, Costinha, Carvalho y compañía. El portero de aquella final, por cierto, fue Nuno. Fernandes únicamente tiene una liga, la portuguesa que ganó con Giovanni Trapattoni la siguiente temporada. Fue muy especial por el nivel del adversario y la sequía que arrastraban los lisboetas. Todavía con 19 añitos, su nombre ya sonaba a lo grande en el fútbol europeo, pero… chocó con Koeman.

El centrocampista recuerda como el neerlandés les hizo cambiar de dorsal a él y a Joao Pereira porque no le gustaban los números altos. Así empezó su periplo por el Portsmouth, Everton -donde sí ofreció fogonazos de su mejor versión- y Valencia. El resto es historia conocida. Recién llegado a Besiktas, celebró su tercera copa, la Türkiye Kupasi ante el Gaziantep, fue por penaltis. Marcó uno de los lanzamientos de la tanda y dejó dos asistencias durante el partido, para Sivok y Quaresma. En ese Besiktas coincidieron también Rüstü, Simao, Hugo Almeida, Mehmet Aurelio y Guti.

En cuatro temporadas fue dos veces considerado mejor foraneo del campeonato y jugó con regularidad. A nivel deportivo fue la etapa más redonda de su carrera, aunque también dejó alguna perla. «Según mi manera de entender, independientemente de lo que pasa fuera del campo, si las cosas están bien hechas en el terreno de juego, nadie abre la boca. En el Besiktas tenía una vida fuera del campo mucho más activa, pero como las cosas iban bien, no se hablaba casi nada de lo que hacía fuera del campo. Cuando las cosas van mal, siempre se busca una razón, A o B, para explicar los problemas. En el Valencia se habló de más porque no ofrecí el rendimiento que la gente esperaba», confesó en Mais Futebol. Su vida social ha hablado más alto que su fútbol. Su etapa valencianista se fue a la basura por protagonizar situaciones penosas, como cuando fue detenido en la fiesta de cumpleaños de Miguel. En diciembre de 2013, el diario turco Skorer publicó unas declaraciones de Samet Ayababa -entrenador del Besiktas- en las que acusaba a Fernandes de cara dura y poco profesional. «Llegaba a los entrenamientos apestando al alcohol y todos sabíamos que el olor salía de su boca. Pasaba las noches con prostitutas y con problemas con la policía», esa fue la dedicatoria de Ayababa.

Fernandes asegura que en muchas ocasiones quedó indefenso ante esas acusaciones porque no llegó a hablar y entender el turco… en Moscú ha aprendido a chapurrear ruso. También sufrió la agresión de un aficionado, que saltó al campo contra el Kasimpasa y le golpeó. Pese a todo, el portugués habla maravillas del fútbol turco y de la pasión única de sus aficionados. En 2019 termina contrato con el ‘Loko’ y tiene la intención de cumplirlo. Después, le gustaría volver a Portugal, con una condición: «Gananos la Copa y el equipo estará en Europa League, pese a los problemas en la liga. Cuando estoy bien, siento que puedo ayudar, volver a Portugal es una posibilidad, pero siempre he dicho que allí sólo juego para un equipo (Benfica)». Manuel no renuncia a más copas… está es la penúltima.