El Valencia vive una situación de bloqueo económico que no le permite comenzar a concretar operaciones para remodelar la plantilla al gusto de Marcelino. La secretaría técnica recopila continuamente información de futbolistas y se está negociando con clubes para tratar de avanzar. Hay un movimiento que acompasa la intención del técnico de reestructurar la plantilla pero el club choca contra una realidad que no puede pasar por alto: no hay dinero en la caja.

Los principales responsables de la parcela deportiva están atados de pies y manos. El Valencia, que a día de hoy todavía no conoce el presupuesto definitivo, no tiene líquido y no puede fichar sin vender antes. Peter Lim todavía no ha dado luz verde para ninguna inversión en fichajes y este panorama, que puede cambiar a lo largo del verano, aboca ahora mismo al club a explorar el mercado en busca de alternativas de bajo coste. Especialmente cesiones que no impliquen un desembolso por concepto de traspaso, el único es el salario del futbolista. Alexanko y Alemany se han puesto a la cola por las cesiones y están sondeando a clubes por si existe la posibilidad de incorporar a alguno de sus descartes. A lo largo de las últimas se han llevado a cabo contactos con Madrid o el Atlético, por ejemplo, pero este tipo de estrategia tiene un inconveniente: las cesiones de futbolistas, normalmente y salvo los descartes muy claros, no suelen concretarse hasta julio o agosto.

En esa tesitura, el margen de maniobra es muy escaso y a veces las circunstancias acaban sepultando el trabajo realizado. El tiempo en el mercado es capaz de determinar las operaciones e incluso las plantillas. El Valencia está atento a todo tipo de opciones como por ejemplo Denis Suárez, del Barça, Vietto y Kranevitter, del Atleti, y otros tantos jugadores del Madrid en busca de continuidad. Ahora se le presenta también sobre la mesa la posibilidad de Rafinha.

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Estos son los posibles fichajes que hay sobre la mesa del Valencia

Se presentó en las instalaciones de Paterna Mazinho, exfutbolista del Valencia, padre y agente de Rafinha y de Thiago Alcántara este jueves a mediodía. Venía de Murcia, donde había visto a su hijo mayor jugar con la selección española ante Colombia la noche anterior. La cita estaba prevista. Llegó con su todoterreno Porsche y mantuvo una reunión por espacio de una hora con Alexanko en el despacho y en presencia de una tercera persona que acompañaba a Mazinho. Ambos se conocen desde hace años, el director deportivo valencianista fichó a Rafinha y a Thiago para La Masia, y en torno a ese vínculo pasado se ciñe la versión oficial. Rafinha, sin embargo, está en el mercado. Era una apuesta clara de Luis Enrique, que lo tuvo en el filal culé, se lo llevó al Celta y lo impulsó después en el Camp Nou. Sin el asturiano, que cierra ciclo, y con Valverde lo tiene muy complicado.

El jueves por la tarde Mazinho iba a Barcelona para saber qué planes tienen con su hijo. El jugador está en la puerta de salida y el Barça pide 30 millones por él pero no ha tenido continuidad, viene de un año de lesiones y es harto improbable que algún club llegue a sus exigencias. Rafinha quiere jugar porque el verano que viene hay Mundial y sabe que necesita continuidad para ir con Brasil. Al Valencia no le alcanza para ficharlo pero sí para pagarle el sueldo. Una cesión encajaría en la realidad financiera de Mestalla y esa es la opción que está sobre la mesa. Es el típico centrocampista de ataque que Marcelino utiliza partiendo desde la banda para hacer entre escalón intermedio entre centro del campo y delantera. Muy de su estilo.