El hombre de moda se llama Saúl Ñíguez. Su cara acapara todos los focos debido a su extraordinario rendimiento en el Europeo Sub-21 de Polonia, donde lidera con su fútbol más determinante una brillante generación de jugadores de la selección española que esta tarde quiere conseguir la copa en la gran final ante Alemania. Es el verano del Huracán Saúl. El centrocampista ilicitano es uno de los principales valores de presente y de futuro del Atlético de Madrid pero para lamento del aficionado de Mestalla en su día pudo vestir la camiseta del Valencia. Su fichaje se frustró en dos ocasiones distintas justo cuando parecía que acabaría concretándose...

Sus tres goles a Italia en las semifinales del torneo han dado la vuelta al mundo y conforman probablemente su mejor partido hasta la fecha, una candidatura firme para llevarse el ´MVP´. Celades le da libertad, juega más cerca del área que en el Atlético y eso le ha permitido explotar su faceta goleadora consagrándose como uno de los mejores llegadores del panorama. Lleva cinco goles y es máximo anotador del torneo. Con tres zarpazos empequeñeció a un gigante como Donnarumma y enterró a la selección que más veces ha conquistado el trofeo. El todoterreno ilicitano, sin embargo, quiere más. Es su mejor momento y su progresión no tiene límites. Clubes como el PSG o el Barcelona lo tienen en su agenda pero los dirigentes del Atleti, conscientes de que tienen entre manos a una joya, se han puesto manos a la obra para blindarlo con una cláusula de 100 millones de euros. Hablamos del mismo futbolista que a mediados del verano de 2014 tenía sacados los billetes de AVE a València para firmar con el club de Mestalla.

Nuno y Rufete tenían cerrada su cesión, Mendes era su agente y el Atleti veía con buenos ojos la operación pero el futbolista se salió en un trofeo Carranza y Simeone frenó su llegada al Valencia. «Estaba prácticamente hecho, estábamos convencidos de que iba pero el fútbol da muchas vueltas. Le salió un Caranza espectacular», describía tras su exhibición ante el Bayern su hermano Aarón. El mediano de los Ñíguez pasó ocho temporadas en el Valencia, desde alevines hasta el primer equipo. El mayor, Jonathan, jugó en el Valencia C y en el Mestalla. El pequeño nunca fichó. Pero estuvo muy, muy cerca. El club lo tuvo en Paterna a prueba con la selección valenciana cuando jugaba en alevines. No era Saúl. Era el de la melenita. Por aquel entonces jugaba de ´9´ y era buen jugador, pero su progresión ha sorprendido a todos. El Valencia lo descartó. El Madrid, más tarde, tampoco lo quiso. Hoy es el futbolista del momento.