Nemanja Maksimovic Nemanja Maksimovicha renunciado a las vacaciones -que le correspondían hasta el 17 de julio por participar en la Eurocopa Sub-21- para convencer a Marcelino. El serbio es consciente de la situación. Su futuro está abierto, es un refuerzo heredado y existen dudas sobre su compás competitivo. Así lo ha hecho público el entrenador asturiano en diferentes entrevistas. Míster y futbolista todavía no han hablado.

Maksimovic sabe que la adaptación marcará la diferencia, no tiene tiempo que perder. Necesita ritmo y debe exprimir la pretemporada al máximo, desde el primer día. Esa motivación y sus ganas se hicieron evidentes en su presentación: no quiere irse cedido y viene a "luchar con todas sus fuerzas" para formar parte de este proyecto. Buena señal.

Maksimovic lleva seis meses parado, desde que firmó por el Valencia en enero no ha vuelto a jugar con Astaná. Sí ha participado con la selección serbia Sub-21, en un amistoso en marzo y en la reciente Eurocopa de la categoría, donde fue titular en los tres partidos de la fase de grupos ante Portugal, Macedonia y EspañaPortugal, Macedonia y España. La preparación del campeonato y la propia competición han cubierto parte de ese vacío. Hace sólo doce días que estaba peleando contra Carlos Soler y Gayà en Polonia. Durante la Eurocopa cristalizó esa falta de ritmo que genera dudas, pero también una serie de cualidades prácticas con las que puede convencer.

Un examen exigente

Maksimovic no tiene la fuerza defensiva de Camacho, tampoco se puede comparar con Milan Badelj y no tiene el músculo de Lemina. Por poner tres ejemplos. El serbio -22 años- no resiste como el pilar maestro que reclama la sala de máquinas. Hoy, es difícil que por sí sólo produzca un salto diferencial en el rendimiento del centro del campo. No es un pivote posicional y tampoco un organizador... en la plantilla seguiría faltando esa pieza clave. Sin embargo, sí es interesante como complemento; acompaña bien la acción, entiende el juego (con y sin balón), se aplica en la recuperación, se asocia fácil y va al ataque con peligro. Él mismo se ha definido como ocho, aunque puede ejercer de seis. En la Euro Sub-21 se le ha visto en esa posición, sujeto a la defensa, demasiado sólo, trabajando para el colectivo, rodeado de mucho mediapunta y poco o mal socorrido por Grujic.

Tras la venta de Enzo, la medular no dobla posiciones: quedan Soler, Medrán y Parejo. Salvo Carlos (apuesta principal), todo está abierto. Maksimovic tiene entrada por número y por versatilidad táctica. Ha jugado mucho de seis, aunque su naturaleza es otra: fundamentalmente de llegador.

Volante mixto, interior de ataque, mediocentro capaz de hacer un poco todo, el balcánico es una pieza con valor multifuncional dentro de una plantilla corta de centrocampistas. Se complementa con todos. Hay una cuestión fundamental: Maksimovic no es fichaje de Marcelino, pero encaja con algunos puntos de su abecé. Seguridad con balón, profundidad, intensidad para el pressing, recursos para el ataque rápido, ida y vuelta...

Maksimovic necesita acción constante, porque cuando baja de revoluciones desaparece. No es especialmente agresivo y tampoco veloz, pero sí tiene trabajo; lanza a los atacantes, se incorpora para finalizar y busca los espacios. Necesita confianza, un rol claro y potenciar sus virtudes. Puede ser lo que Marcelino quiera. El salto desde Astaná o desde la Sub-21 es grande y dar su mejor versión en estas semanas es clave.