Marcelino ha detectado uno de los principales puntos flacos de su equipo y se ha marcado el objetivo de potenciarlo cuanto antes. Sin caer en euforias ni bravatas innecesarias, el técnico asturiano mostró una satisfacción casi plena con respecto a la versión altamente competitiva que mostraron los suyos ante el Atlético de Madrid en la comparecencia de prensa posterior al encuentro. Si no fue del todo plena es porque había un asterisco que lleva la consiguiente nota a pie de página. En medio de un discurso lleno de aprobación, el entrenador insertó la cuña: "nos ha faltado generar más ocasiones de peligro". Una lectura nítida, extraída de entre todo lo que había sucedido sobre el césped y que no difuminó la efervescencia del momento.

El Valencia no logró ni un solo disparo a portería en todo el partido. Ni siquiera probó a Oblak en más de hora y media de juegoOblak . No fue un comentario al azar. Si defensivamente el equipo se reconoce de lleno en un proceso de crecimiento, con un camino marcado y ofrece automatismos que son más que evidentes -significativo a estas alturas de temporada-, las cosas son distintas en ataque. Es un aspecto que tiene ocupado al staff técnico.

Buena prueba de ello es que el lunes, en la vuelta del equipo al trabajo, lo primero que hizo Marcelino fue focalizar el entrenamiento de forma casi exclusiva en torno a mejorar el fútbol ofensivo de su equipo. Solo tenía a su disposición a los suplentes, los titulares se ejercitaban en pauta regenerativa en el interior del gimnasio, pero esta es una realidad colectiva, que está muy por encima de nombres e incluso del partido ante el Atleti.

El equipo machacó en el cuartel general de Paterna los movimientos de ataque mediante una serie de ejercicios planteados para generar juego tanto por dentro como por las bandas para plantarse en el área contraria y definir. Así una y otra vez para tratar de armar un bagaje ofensivo que pueda traducirse en un plan cada vez más efectivo y sofisticado. En contraste con una de las muletillas de constante repetición, Marcelino no es un entrenador defensivo. O al menos no lo es de forma exclusiva.

Según ha podido saber SUPER, el técnico y su equipo están decididos a implementar los registros ofensivos del Valencia y están trabajando la finalización hasta dos veces por semana con la intención de que el equipo, a corto plazo, del mismo modo que se ha tranformado en un bloque más sólido, aumente su presencia en los metros finales y los jugadores sean capacesa de resolver con mayor facilidad.

Carreras, centros, disparos...

Desmarques, carreras, diagonales, centros laterales, remates, paradas... La sesión posterior al partido ante el Atleti tuvo una dirección y una intencionalidad muy clara. Mientras Neto y Cristian Rivero, del filial, trabajaban a parte a un ritmo inferior, Jaume se ponía bajo palos para frenar las acometidas de un Valencia que quiere ser cada vez más afiladoJaume . A puerta cerrada y escondidos tras unas lonas que impiden que lo que sucede en el campo sea visto desde el exterior, el equipo pasó al ataque.

"Bien, bien, muy buena", gritaba Marcelino mientras acompasaba el remate de uno de los suyos. Ante los de Simeone el equipo llevó a cabo un ejercicio de resistencia, bajo la misma partitura del encuentro en el Bernabéu, pero faltó pegada. La carencia está detectada y el trabajo ya está en marcha. Un cabezazo de Gabriel Paulista en una falta botada por Parejo y otro remate aéreo de Rodrigo a centro de Gayà son demasiado poco para un Valencia con expectativas de primera magnitud. Oblak estuvo demasiado tranquilo en Mestalla.