A 77 kilómetros del estadio del Zaragoza por carretera nacional se sitúa Urrea de Gaén, una pequeña localidad de menos de 500 habitantes donde se crió el padre del atacante del Valencia, Santiago Mina Vallespín, antes de salir rumbo a Tarragona para estudiar -y jugar al fútbol- en el colegio La Salle. Papá Mina, aragonés, también fue futbolista pero pese a que comenzó dando sus primeros balonazos en la región del Bajo Martín nunca llegó a vestir los colores del Zaragoza.

Lo más cerca que estuvo fue un par de ocasiones en las que jugó de forma eventual en el equipo de su pueblo. Su viaje a Cataluña, siendo todavía un niño, probablemente abrió en su vida una trayectoria alternativa y evitó que acabara fichando algún día por el Zaragoza, gran club de la comunidad autónoma. Comenzó a jugar en el Atlético La Salle y después de pasar por varios equipos catalanes lo captó el Barça, donde progresó como defensa en las categorías inferiores hasta llegar a Segunda con 18 años.

Después fue al Algeciras y de ahí a Vigo, en 1981, donde jugó 22 partidos hasta 1984 llegando a jugar en Primera antes de una amarga retirada por las lesiones -su carrera estuvo marcada por el infortunio- con solo 26 años en el Lorca, circunstancia que provocó que no vea ni siquiera los partidos de su hijo: mira el resultado y Mina le cuenta cómo ha ido. En Galicia papá Mina conoció a Rita, su mujer, y formó una familia con dos niños, Pedro y Santi, a los que los urreanos todavía recuerdan corretear por las calles del pueblo durante los años de su infancia. Santi Mina tiene una gran oportunidad hoy en su otra ‘cuna’.