Nemanja Maksimovic es un hombre modelo para la Federación de Serbia, que tiene plena confianza en él. El mediocentro del Valencia CF forma parte de una generación de oro que ilusiona a su país y, pese a participar poco, mantiene viva la esperanza de ser mundialista.

El centrocampista de 22 años fue convocado el lunes a última hora para jugar con la selección de Serbia los amistosos del 10 de noviembre frente a China en Guangzhou y el 14 ante Corea, en Ulsan. Algo que sería normal, si no fuera porque el mediocentro apenas tiene protagonismo con Marcelino García Toral. Casi no juega: 40 minutos en la Liga y un buen partido en Copa en Zaragoza. Pero su llamada responde a un porqué. El serbio está considerado en la Federación como un jugador ejemplar desde las categorías inferiores y, además, él capitaneó a una generación campeona del mundo sub-20 y Europa sub- 19 en la que el país ha depositado muchas esperanzas. Serbia confía en Nemanja. Por eso es internacional hasta sin jugar.

La Federación Serbia conoce desde niño a Maksimovic. Sabe lo que puede dar dentro y fuera del campo. Los técnicos lo consideran un ejemplo de seriedad y profesionalidad para nuevos valores. Un futbolista con proyección y calidad que convence, además, por su perfil silencioso. Si las cosas no salen, no hace ruido y en el Valencia también lo están comprobando. En su cabeza tiene el objetivo de asentarse en un grande de la Liga y, por supuesto, continuar ganando espacio en su selección con la presencia en el próximo Mundial de Rusia.

Para ello, necesita jugar, pero el contexto serbio le ayuda. Nemanja forma parte de una nueva generación de serbios que ha demostrado ya internacionalmente de lo que son capaces. Los Maksimovic, Zivkovic, Plavsic, Gajic, Rajkovic, Milinkovic-Savic o Mandic, entre otros, hicieron historia en Nueva Zelanda, en 2015, al conquistar por primera vez el Mundial sub-20. Ganaron a la selección brasileña de Andreas Pereira y Danilo Barbosa con un gol de Maksimovic a dos minutos del final de la prórroga. Un título que llegó 28 años después de aquella mítica selección de Yugoslavia que se coronó campeona en Chile’ 87 con Suker, Boban, Mijatovic y Prosinecki... Hoy en día, son muchas las esperanzas de los serbios de que esta hornada devuelvan los honores del pasado en compañía de los Ivanovic, Kostic, Matic... de que borren las decepciones de no haber estado en Brasil 2014 y el triste paso en 2010 por Sudáfrica.

Rusia les espera. También a Maksimovic. Pese a clasificarla para el Mundial, Serbia destituyó como seleccionador a Slavoljub Muslin por discrepancias con Milinkovic-Savic y más futbolistas, al que no citaba recientemente por motivos de indisciplina. Su segundo, ahora interino, Mladen Krstajic, volvió a llamar a la estrella de la Lazio y a Marko Grujic, joven del Liverpool, que tampoco juega demasiado. En esta lista Maksimovic ha entrado para cubrir la baja por lesión de un pilar del Benfica, Fejsa, jugador mermado por las lesiones. La misión, sobre todo, sin minutos no es fácil para el valencianista. Sin embargo, la consideración que de él tiene la Federación le hace estar en las quinielas.

Clases de español por las tardes

En el Valencia atraviesa un proceso de adaptación que el idioma retrasa. Maksimovic anhela más protagonismo, sabiendo que los entrenamientos son el espacio para hablar en el campo y cambiar la opinión de Marcelino. Por empeño, no queda. Maksimovic, al que acompaña en València su novia Kristina cuando los estudios se lo permiten, da clases de español por las tardes.