Desde la llegada de Marcelino hace ahora seis meses, en el día a día del Valencia se han extremado determinadas rutinas, como es el caso del control de la alimentación, bajo el propósito de optimizar las capacidades de cada futbolista e incrementar así su rendimiento sobre el césped. Ese es, sin duda, uno de los de los aspectos sobre los que ha edificado el buen momento del equipo -protagoniza el mejor arranque en su historia- el staff del asturiano, un cuerpo técnico multidisciplinar al que le gusta «controlar todo aquello que se pueda controlar». Lo dice Jonathan Ondina, nutricionista del Valencia, que se incrustó en él hace cuatro meses pero se ha convertido en uno de los elementos que mejor definen la ruptura con respecto a la realidad vivida en los dos años anteriores. Ondina conoció a Marcelino en el Sporting de Gijón, él fue quien lo hizo debutar en el filial tras diez años en las categorías inferiores -donde coincidió con Javi Fuego y con David Villa-, y antes de dejar su carrera con 28 años se adentró en el mundo de la nutrición y sus efectos en el deporte profesional. «A Marcelino ya se le veía que iba a ser entrenador top», indica el asturiano, que explicó en el programa Som passió de VCF Radio las claves de uno de los secretos del Valencia.

¿La nutrición es algo nuevo? «Ha habido una evolución, el deporte profesional cada vez es más profesional y el aspecto físico cada vez más importante», explica Ondina, «hay equipos que se caracterizan por un rendimiento físico muy alto y se está viendo que la nutrición es la gasolina para que un deportista rinda de una manera o de otra». Las antropometrías revelan un cambio en el físico de los jugadores con respecto al inicio de la pretemporada. Algunos han perdido cinco kilogramos. Sin embargo, lo que podría interpretarse como un régimen de máximo desgaste se resuelve como el gran triunfo del cuerpo técnico de Marcelino: han sabido contagiar la cultura de la alimentación y del sacrificio a sus futbolistas en cada uno de los ámbitos que los rodean.

[Jonathan Ondina, el nutricionista del Valencia]

«Desde fuera puede darse la visión de que somos duros pero no es así. Un deportista profesional de élite tiene que tener controlados ciertos aspectos y la disciplina es uno de ellos. A veces hay que hacer cosas que no nos gustan y seguro que algún futbolista prefiere comerse una pizza o una hamburguesa pero sabe que eso puede afectar a su rendimiento. El diálogo y la negociación están en el día a día... No somos tan malos, un día hicimos arroz al horno», indica el hombre que ha cambiado la manera de comer de los jugadores. Santi Mina, que también pasó por los micrófonos de VCF Radio, dice que «a veces te dan ganas de matarlo cuando te da pasta de kamut después de un partido pero lo queremos mucho y todos tenemos mentalidad súper abierta». Su intervención contrasta la sintonía que hay y el compromiso de un grupo de jugadores que han abrazado la exigencia como el camino hacia su mejor versión.

La receta, a la vista está, funciona. ¿Qué cambios ha introducido en la comida de los jugadores? «Hay muchos tópicos y uno de ellos gira en torno a la pasta blanca o el arroz blanco. A mí me gusta trabajar más con una pasta integral de kamut, de espelta o de chía porque considero que es mucho más beneficiosa porque tiene más vitaminas minerales, la asimilación es mucho más rápida y la liberación es media, aspectos técnicos que consideramos que sea mejor», comenta Ondina, dejando entrever ya que el tema va en serio. «Tenemos la suerte de tener un chef y un servicio de cocina espectacular que lo hace todo más fácil», amortigua, y reconoce que «ha habido un periodo de adaptación que no ha sido fácil pero la respuesta ha sido espectacular».

Charlas, pliegues, análisis...

Su pasado como futbolista, intuye, le ayuda a saber como piensan y qué sienten los jugadores y eso facilita la conexión con la plantilla. «Si les argumentas las cosas y demuestras que va a ser mejor para su rendimiento, los vas a convencer. El futbolista no es tonto. Me gusta atraer a la gente con las cosas buenas más que convencerla de que tienen que hacer algo», resume, y avisa: «si para alguien que no hace deporte profesional la alimentación es un 80% y el ejercicio un 20%, imagina para un futbolista de élite... condiciona el rendimiento. El tipo de gasolina puede hacer mejor al futbolista». Para educar al jugador Ondina y el cuerpo técnico hacen charlas cada quince días, análisis de sangre y miden los pliegues de grasa. La disciplina tiene su recompensa: los buenos resultados se trasladan al césped. Ello implica muchos sacrificos. Hace unos años se puso de moda la pizza después de los partidos. Ahora es impensable. «¿Las pizzas? Mejor en los cumpleaños... Hay dos aspectos muy importantes en la nutrición: qué tomas antes de un partido y qué tomas después. Lo que tomas después marca la recuperación para el partido siguiente, aunque quede una semana. En las cuatro horas después de un esfuerzo es importantísimo una recuperación con una bebida nutricional y alimentos tradicionales. A veces les hago pizzas con harina de espelta integral, mucho más saludables».

Batidos y papillas alimenticias

SUPER ya analizó el cambio en las rutinas que había implantado el cuerpo técnico hace unos meses, informando de que los jugadores desayunaban, comían y a veces incluso cenaban en las instalaciones de Paterna. La respuesta ha sido positiva por parte de la plantilla, que además ha incorporado a su día a día los batidos y las papillas alimenticias basados en frutas, verduras, cereales o frutos secos, entre otros, para ayudar a una recuperación eficaz del tejido muscular, preparar el cuerpo para el próximo entrenamiento, aportar energía y regular la alimentación mediante la ingesta de cantidades apropiadas de proteínas, hidratos de carbono o nutrientes.