La muerte en soledad de Manolo Cuenca, sin familia, sin seguro de vida y sin nadie que se hiciera cargo del cadáver durante dos largos meses, conmovió al valencianismo. El gesto humano del Valencia CF Valencia CF asumiendo los gastos del entierro del utillero también llegó al corazón de todos. Una recolecta de dinero interna con participación de jugadores del primer equipo, exfutbolistas, canteranos de las categorías inferiores y empleados anónimos permitió enterrar su cuerpo en paz. Era un digno adiós para una persona cuya vida fue el Valencia.

Superdeporte publicó la historia el pasado 20 de octubreSuperdeporte , pero la colecta seguía abierta en Paterna. Faltaba la lápida. La repercusión de la noticia ayudó. Los empleados del club reunieron el dinero que aún faltaba para poder comprarla. El lunes por fin se instaló en su nicho. Y no fue una lápida cualquiera. Es, como dicen los que le conocieron, «la lápida que siempre hubiera querido». Con su foto de trabajador del Valencia y un escudo gigante. Ese que le acompañará siempre. Es la última muestra de agradecimiento del club a Manolo. A una persona que dedicó su vida al Valencia desde los años ochenta. Ahora sí, descanse en paz.

Gayà, Jaume, Carlos Soler, Lato, Nacho Gil, Nacho Vidal, Rober, muchos canteranos del Mestalla y de las categorías inferiores, Vicente Rodríguez o Miguel Ángel Angulo. Todos ellos, así como muchos empleados anónimos del club de los que partió la iniciativa, se volcaron con el digno adiós a Manolo Cuenca. Lo merecía.

Su historia es estremecedora. Murió un 8 de agosto en una pensión de la Calle Yecla y su cadáver pasó dos meses en una cámara a la espera de una orden judicial que no llegaba. Un correo electrónico anónimo a SUPER informando de su fallecimiento puso al Valencia en alerta. El club lo buscó, lo encontró y se hizo cargo del funeral adelantando casi 3.000 euros para sufragar todos los gastos.

Ese esfuerzo ha tenido recompensa. Manolo ya descansa en paz con el escudo de su equipo en la lápida y el homenaje de una afición que reconoció su amor al Valencia en el último partido de liga contra el Leganés. Mestalla también le despidió como merecía. «De paterna al cielo, Manolo Cuenca, descansa en paz».