Para todo siempre hay una primera vez. Este domingo puede ser el día del Valencia CF y, en particular, de su entrenador: Marcelino García Toral. El FC Barcelona es el reto pendiente del asturiano. Desde su estreno en Primera División, en el banquillo del Recreativo de Huelva, Marcelino no sabe lo que es ganar al conjunto culé. Tres empates en 14 enfrentamientos es lo más positivo del balance. El técnico, un fiel adepto al 4-4-2, lo ha intentado incluso con cambios de sistema. Sin embargo, tras una década desde su estreno en la élite, puede catalogarse al Barça como la ´bestia negra´ del actual míster valencianista. El único grande de la Liga al que no ha podido tumbar... todavía.

Si esta temporada hay un equipo que está demostrando que las estadísticas y los récords están para romperlos, ese es el Valencia de Marcelino. Sus propios jugadores son el mejor aval del técnico para acabar con la maldición que le persigue cuando el Barcelona está enfrente. Los blanquinegros han pulverizado casi todos los registros: número de victorias consecutivas en la Liga, cantidad de goles marcados, mejor arranque de la historia, etc. La presión ambiental de Mestalla, que presentará un lleno con 50.000 almas volcadas con el equipo, jugará a favor de un objetivo común del que todos y cada uno de los individuos salen favorecidos. Si el Valencia es capaz de ganar el domingo, continuará aspirando al récord de duelos invicto y, de forma colateral, Marcelino añadirá al expediente el primer triunfo ante los barcelonistas. Y, lo más importante, el valencianismo soñará aún con mayor intensidad de la mano de un equipo colocado a un sólo punto del liderato.

En el currículum del técnico del Valencia destaca un incontestable 0-3 en el Santiago Bernabéu con el Recre ya en 2006, o un sobrio 1-0 en casa al Real Madrid mucho más reciente, de su última temporada al mando del Submarino amarillo. Incluso, el entrenador asturiano ha sido capaz de imponerse en tres ocasiones al Atlético u ocho de 12 veces al Valencia. Hasta ahora, sin embargo, con el Barça no ha habido manera. Los resultados más productivos fueron un par de empates a cero al frente del Racing en la temporada 2010/11 y el Sevilla en la siguiente, además del 2-2 de marzo de 2016 en el Madrigal a los mandos del Villarreal.

Curiosamente, dos de esos tres puntos cosechados cara a cara con el Barça llegaron haciendo uso de su clásico 4-4-2. El Racing de Colsa y Duscher en el doble pivote, de Óscar Serrano y Jorge López en las bandas y del veloz Pedro Munitis en ataque sacó un valioso empate en el verano de 2007 contra aquel equipo culé en que los referentes eran Messi, Ronaldinho, Etoo, Xavi, Iniesta y Víctor Valdés. Marcelino no tuvo un paso sencillo por el Pizjuán, pero entre los mejores recuerdos que el técnico guarda de su etapa como sevillista se enmarcan las tablas en el Camp Nou (0-0). En octubre de 2011, el Sevilla fortalecido en el centro del campo con un 4-5-1, con un trivote compuesto por Medel, Campaña y Trochowski, consiguió rascar un punto en el feudo barcelonista.

El 4-4-2 es el sistema predilecto de Marcelino y la primera alternativa. Aún así, el asturiano no se ha comportado durante su trayectoria como un técnico de ideas inamovibles. Especialmente en los duelos con el Barça, el ex del Villarreal trató de cambiar las cosas reforzando el mediocampo. Más todavía, en un primer año donde los recursos ofensivos del Submarino eran más limitados. La experiencia -en cuatro de los ocho duelos entre Villarreal y Barça- demuestra que sacrificar un punta por un tercer medio es una posibilidad latente en la cabeza del míster. Si Marcelino apuesta por ese 4-5-1 (4-2-3-1 en ataque), Carlos Soler jugaría unos metros por delante de Parejo y Kondogbia y Rodrigo en busca de espacios en una defensa debilitada sin PiquéPiqué ni Mascherano.

Para las bandas las opciones se amplían en cualquiera de las dos vías. En la izquierda Marcelino podría repetir el ´doble lateral´ con Lato y Gayà cambiando a Guedes a la derecha o dejar al de Pedreguer en la defensa y dar entrada a Soler o Andreas... o a los dos, si sorprendiera blindando el medio. Una carta que en el Villarreal fue aparcando poco a poco con el paso del tiempo, la recuperación de lesionados y la variedad ofensiva para jugar con dos puntas que le dieron hombres como Vietto, Soldado, Baptistao y Bakambu. Con 4-4-2 ó con 4-5-1, la consigna es clara: juntarse como un bloque de hormigón en defensa y atacar a la máxima velocidad.