Marcelino García Toral ha comenzado a jugar el partido del sábado en Ipurua. Un encuentro difícil por la intensidad del rival, pero también por las dimensiones del terreno de juego. Los 103 x 65 convierten a Ipurua en un estadio especial de la Liga. El campo armero, de tan solo 6.695 metros cuadrados, es el más pequeño de primera división esta temporada y el técnico ya ha comenzado a preparar a sus futbolistas para ello. Ayer lunes ordenó a uno sus utilleros que marcaran sobre el césped tres campos de reducidas dimensiones con la ayuda de cintas blancas. Uno montado en la jaula de Paterna sin porterías, otro en el campo principal de entrenamiento con cuatro miniporterías en los cuatro costados y uno último para acabar la sesión con las dos porterías reglamentarias. Allí trabajó con todos los jugadores sin apenas espacio para la maniobra.

Un primer simulacro de lo que espera a otra escala contra el Eibar. Marcelino maneja todas las estadísticas y sabe que Ipurua es uno de los campos de la Liga en el que se pierden más balones. El año pasado fue el primero por delante de Butarque y El Sadar. El Valencia necesitará más precisión que nunca y el técnico ha empezado a buscarla en la ciudad deportiva de Paterna. Lo hizo, además, con mucha energía e intensidad. Sin duda, una de las claves del éxito de este equipo que compite igual de fuerte que entrena. Marcelino estuvo hiperactivo en esta primera sesión de trabajo de la semana, pidiendo a los futbolistas que jugaran el balón deprisa y al primer toque siempre en espacios reducidos, que es lo que se encontrarán en ese partido.

Lo hacía animando a gritos cada toque de balón y aplaudiendo efusivamente al final de cada ejercicio. Al final del primer ejercicio se marchó de la jaula con el dedo pulgar en alto y felicitando a la plantilla: «¡Buenísima, buenísima!», les animaba a gritos mientras cambiaba de campo. El Valencia volvió al trabajo con caras de satisfacción y también de frío. El técnico dividió al equipo en dos grupos: titulares y suplentes del partido contra el Celta de Vigo. Los titulares hicieron trabajo de recuperación en el gimnasio, como es habitual, mientras que los suplentes se emplearon a mayor ritmo.

Santi Mina arranca con goles

Marcelino comprobó en primera persona las ganas con las que Santi Mina ha empezado la semana. El gallego, que jugará ‘a priori’ por la baja por sanción de Simone Zaza, estuvo muy fino cara a puerta y se marchó con un buen saco de goles. La anécdota de la tarde se produjo cuando el equipo saltó al césped. Marcelino lo hizo con sus manos sobre los hombros de Parejo en un gesto de complicidad con su capitán. Le ‘mima’. No es para menos.