El fútbol no fue justo con el Valencia CF en Ipurua. No fue su mejor partido de la temporada, ni mucho menos, pero no mereció perder aunque tampoco ganar. Si acaso, a los puntos debió ganar. Le penalizaron despistes individuales en defensa. Es el fútbol. Segunda derrota en dieciséis partidos de Liga, dato que en frío y desde el punto de vista estadístico es excelente, pero que detrás esconde asuntos a valorar como no haber aprovechado el pinchazo del Sevilla ante el Levante para ampliar la ventaja respecto al quinto clasificado que ahora está a cinco puntos. Y sobre todo que el equipo llega cansado al parón invernal, falta todavía el partido ante el Villarreal en Mestalla del próximo sábado, y que para luchar por la Liga de Campeones y ser ambicioso en la copa del Rey, tal y como está el calendario en el mes de enero, hay que fichar por mucho que Marcelino y Mateu Alemany digan en público que no es absolutamente necesario.

En lo meramente futbolístico, si no se marchó el Valencia por delante en el marcador al descanso fue por mala suerte porque ocasiones tuvo y alguna bastante clara. Sobre todo la de Rodrigo, justo en el último suspiro tras un saque de esquina que se zampa, literalmente, el portero Dimitrovic. El remate de cabeza sin oposición le salió desviado tal vez porque no esperaba la cantada.

El primer tiempo fue de ida y vuelta y juego directo, por ello, cada vez que Parejo aparecía ponía en aprietos al Eibar y a su defensa adelantada. Mendilibar, técnico local, es muy militante de achicar espacios y buscar el fuera de juego por ello los jugadores del Valencia corrían a presionar como posesos cuando los defensas armeros tenían la pelota y muy cerca estuvieron de sacar provecho.

El conjunto vasco está muy hecho a las dimensiones de su estadio y la presión en el centro del campo casi asfixiaba pero a poco que Parejo tenía algo de espacio y tiempo, el Valencia llegaba al área. De hecho, el primer balón que el capitán valencianista pudo pasar con soltura hacia la banda izquierda terminó con remate de Rodrigo a portería. Y suya fue también la siguiente ocasión visitante, tras un ajustado disparo desde fuera del área que Dimitrovic acertó a despejar con apuros, tantos, que se vio obligado a dejar suelto un rechace al que no llegó Nacho Gil de milagro. El canterano, por cierto, debutó en partido de Liga como titular y estuvo a buen nivel.

Mediada la primera mitad Noé ordenó que diluviara y el Eibar arreció con su juego evidente y simple pero efectivo a poco que el rival no esté atento; el conjunto vasco eleva a la enésima potencia la segunda jugada, pero esta vez, y no como en Getafe, los de Marcelino estaban muy atentos y con la tensión que requería el encuentro. Con un robo en el medio del campo y una transición rápida de Rodrigo llegó la siguiente ocasión del Valencia pero Santi Mina disparó desviado el pase de su compañero en ataque.

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La segunda mitad arrancó con mala noticia, ya que Gayà, que estaba a un excelente nivel defensivo, se quedó en la caseta por lesión. Le sustituyó Lato. El Valencia entró bien al partido, encimando y presionando arriba en busca de un balón robado y una transición rápida. Arriesgando incluso en esos primeros minutos, lo que permitió al Eibar llegar por primera vez en todo el partido con cierta claridad al área de Neto. La defensa, al más puro estilo de la temporada pasada, no supo sacar el balón y en ello se empleó con especial énfasis Montoya, y el tercer rechace le cayó al japonés Inui en los pies, que fusiló al portero valencianista.

Lejos de reaccionar, el Valencia anduvo unos minutos a remolque y el Eibar comenzó a apretar porque era dueño del partido, pero ya se sabe cómo es el fútbol, cuando mejor estaban los locales marcaron los visitantes. Jugada trenzada por el centro, de Kondogbia a Rodrigo y de Rodrigo a Pereira. El brasileño centra duro, toca un defensa que desvía levemente el balón y se lo deja en bandeja a Santi Mina -que ya lleva seis goles en Liga y dos en Copa- para que marque el empate llegando desde atrás.

Era el minuto 57 y había tiempo para todo así que Marcelino se fue a por el partido, metió a Guedes pero el portugués apenas participó, así que a falta de diez minutos hizo debutar en primera división al canterano Ferran, que lo primero que hizo fue tirarle un caño al primer defensa que se le puso por medio. Mendilibar detectó que el Valencia se estaba merendando a su Eibar y metió gasolina en el centro del campo. Le salió perfecto. Metió a Escalante y quitó a Sergi Enrich. Y hasta ahí llegó el empuje valencianista. Es más, con el único argumento que mostró el Eibar que podía hacer daño hizo el gol de la victoria: centro desde el lateral en el que tal vez Lato aculó demasiado, y Joan Jordán le gana la partida a Vezo y hace de cabeza el gol de la victoria armera.

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