Valencianista desde la cuna, con solo 20 años estrenó en Las Palmas el dorsal 15 que lució durante tantos años una leyenda y un referente como Amedeo Carboni. Lo hizo además siendo protagonista con la asistencia del gol que de momento da ventaja al Valencia CF en la Copa. No es la primera ni será sin duda la última

El dorsal 15 pesa un poco más, con todo lo que representa para un lateral zurdo en Mestalla...

Está claro que llevar el 15 es una responsabilidad para mí. Me hacía gracia ese número, debuté con él en un partido amistoso en Burjassot, lo he llevado también en el filial. Estaba libre y me lo he podido quedar.

Ahora solo queda seguir la estela de Amedeo Carboni...

Ojalá, ojalá (sonríe).

Carboni vino a València un año antes de que usted naciera. ¿Llegó a ver jugar en el campo al italiano?

Sí, claro, mis primeros recuerdos de Mestalla son con Carboni como lateral.

¿Y qué recuerda de aquellos partidos del italiano, de aquel Mestalla?

Yo era muy muy pequeñito. Pero más que a Carboni, el recuerdo de mi primera vez en el estadio es el de la presentación del equipo, en verano, con Mestalla lleno, en plena etapa de los títulos. Y la primera imagen que me viene a la mente son los petardos que tiraba la gente, que me daban mucho miedo y me hacían llorar…

¿Qué edad tenía entonces?

Pues unos 3 o 4 añitos. Después de aquella vez mi tía me decía "vine-te’n a Mestalla amb nosaltres", y reconozco que me daba mucho reparo, de pensar solo en los petardos. Pero después ya le cogí el gusto, disfrutaba de los partidos, de Carboni y todos, y ya siempre quise ir.

De Carboni recordará que era un defensa muy fuerte atrás. ¿Se identifica con ese estilo?

Era sobre todo un futbolista con las ideas claras, mucha contundencia, que ya vino aquí habiendo acumulado mucha experiencia y de ella se benefició todo el equipo. Es un deber fijarme en un ídolo, que es lo que representó Carboni para mí.

Hábleme del partido de Las Palmas, ¿es para estar satisfechos con el empate?

No nos fuimos contentos, porque no habíamos ganado, pero pudimos sacar el empate y en la segunda mitad creo que tuvimos juego y ocasiones para haber incluso ganado. Y ahora a pensar en el fin de semana, en el Girona.

¿Por qué salió tan torcida la primera parte?

Nos faltaba algo, probablemente intensidad. Nos costó entrar en el partido. No enlazábamos tres pases y tampoco salíamos bien a la contra. Pero en la segunda mitad, y a partir de los cambios, se vio una reacción. Rubén nos dijo en el descanso, como siempre, lo que estábamos haciendo bien y mal, y éramos conscientes de la necesidad de reaccionar. El partido no estaba de cara.

Explique la jugada del gol porque resultó calcado al primero de esta temporada en el Bernabéu, en el que usted también dio la asistencia en aquel caso para Carlos Soler.

Visualicé la jugada en el momento en el que recibió Gonçalo. Había que aprovechar y tirar la carrera en profundidad. Y nada, corrí todo lo que pude, porque ya tenía calambres. Pero Gonçalo me dio un pase buenísimo y me salió bien la asistencia.

Parece una especialidad suya, servir goles en bandeja.

Es una jugada frecuente en mí, la de atacar el espacio, me gusta llegar a línea de fondo y sobre todo poder sorprender.

Se le ve con buena química con Guedes, ¿es así?

Gonçalo es un grandísimo jugador para nosotros y su presencia siempre es decisiva. Pero también noto que conecto bien con Nacho, Andreas y otros jugadores que se mueven en la banda. Somos un equipo que juega con las ideas definidas y así la compenetración es bastante fácil. Acoplarse con todos es sencillo.

Ya que a Guedes se le conoce como Ducati, ¿a usted qué mote le gustaría?

El que sea, el que queráis ponerme (risas).