"¡Luchooooo!". El grito de Marcelino desde el banquillo resonó en Mestalla y se coló incluso en la retransmisión televisiva. Era el minuto 73’ cuando el técnico requirió la presencia del punta argentino para darle entrada al terreno de juego, un movimiento que no le había costado mucho de madurar. Tanto es así que el jueves, antes incluso de que su fichaje fuera oficial, el asturiano instó al Valencia a que pusiera en marcha ya las gestiones para tramitar su ficha con la RFEF con celeridad y asegurarse así de que llegara a tiempo para poder participar ante el Girona. La presión del asturiano, que no iba a poder contar con Zaza por sanción, trascendió a las federaciones territoriales y finalmente pudo estrenarse presentando una autorización y su pasaporte.

El debut del atacante como valencianista estuvo lleno de detalles. Se llevó una ovación de bienvenida y dejó, a modo de tarjeta de presentación, un par de maniobras entre líneas que agitaron el juego de ataque y que lanzaron al Valencia contra la portería del conjunto catalán. Incluso, en los minutos finales, pudo marcar el tercer gol de los locales, si bien su disparo en el uno contra uno con el guardameta rival se marchó demasiado desviado. Se llenó de balón. «Tuve unos primeros minutos para ir entrando en la dinámica del equipo, adaptándome a la forma de jugar y tuve una oportunidad clara que no pude convertir», expresó a VCF Radio a su paso por la zona mixta de Mestalla, «hubiese sido muy lindo empezar marcando un gol para agradecerle la confianza al club pero no ha podido ser».

Para él, como reconoció, hubiese sido verdaderamente positivo haber marcado en su primera toma de contacto y es que es un jugador que ha vivido un episodio de depresión -profesional- en el Atlético de Madrid y necesita dar con su mejor versión porque, entiende, su apuesta requiere de un rendimiento inmediato para justificar el crédito de Marcelino. «Empezar con un gol que me hubiera dado confianza, que la necesito bastante hoy en día. No pasa nada, mala suerte, espero que la próxima entre», añadió. Su estreno fue alentador. Se mostró participativo, voluntarioso y demostró capacidad para aportar un plus de peligrosidad descolgándose casi como mediapunta y trazando caminos para el resto de atacantes. Le faltó un punto de eficacia que ganará en la medida en la que juegue más partidos y se sienta protagonista. Al final del partido conversó durante algunos instantes con Marcelino -el asturiano ha sido la clave para su incorporación- y este le dio la enhorabuena: «Marcelino me felicitó por el debut, me dijo que siga así y esté tranquilo. Afronto la competencia con ilusión y muchas ganas, como seguramente harán los otros compañeros. Hay una competencia muy bonita y muy sana, no solo entre los delanteros, sino también en todo el equipo».

De la mano de Paulista

Al argentino, que está adaptándose de la mano de Gabriel Paulista, al que conoció en su etapa en el Villarreal, no le hizo falta hablar mucho con el técnico -«el míster ya sabe que yo lo conozco, no hubo que hablar en la parte táctica nada en especial»- y comentó que espera «llegar a ser un cuarto de lo que fue Baraja en el Valencia». No quería elegir el ‘17’ del Atleti porque no le trajo buena suerte y optó por el ‘8’. «Cuando elegí el número», explica, «enseguida busqué si alguna figura importante del Valencia CF había usado este número».