Es en los momentos de presión y máxima responsabilidad cuando se ve la personalidad de los futbolistas dentro del terreno de juego. Cuando solo los jugadores más valientes dan un paso al frente. Marcelino García Toral quiso que fueran sus futbolistas los que alzaran la voz y decidieran los tiradores en la tanda de penaltis. El técnico no tenía preferidos. Pensó que en ese momento de la eliminatoria no importaba el golpeo, ni los especialistas, ni nada. Quiso que lanzaran los jugadores con mayor confianza. Los reunió, los miró a la cara y les preguntó: «¿Quién quiere tirar el penalti?».

Diez eran los jugadores de campo que en ese momento estaban en disposición de asumir la responsabilidad. Eran Montoya, Garay, Vezo, Gayà, Kondogbia, Parejo, Guedes, Rodrigo, Zaza y Santi Mina. Cinco fueron los futbolistas que más mostraron su predisposición a tirar la pena máxima. Los cinco que dieron el paso adelante fueron Rodrigo, Mina, Gayà, Kondogbia y Parejo. Fueron estos cinco jugadores los que se propusieron voluntariamente para enfrentarse a los once metros. Un gesto que demuestra de qué pasta están hechos los cinco.

Todo empezó cuando el Valencia ganó el sorteo para elegir portería y el capitán Dani Parejo eligió la portería donde estaban ubicados los algo más de cien aficionados del Valencia que acudieron a Medizorroza. Marcelino, eso sí, fue el encargado de poner el orden de lanzadores. Quiso que los dos más ‘fiables’, Parejo y Rodrigo, se encargaran del primero y el último. Para muchos técnicos, también para él, los más decisivos. Rodri ya sabe lo que es lanzar penaltis con el Valencia. El hispano-brasileño abrió la tanda del Valencia con gol por el lado derecho de la portería. Antes no había fallado Tomás Pina. Después de la primera parada de Jaume a Pedraza, llegó el turno de Mina. Santi no falló. De nuevo por la derecha. El gallego recordó sus viejos tiempos en el Celta y reconoció que estaba tranquilo. «Ya en el Celta de Vigo con 18 y 19 años había tirado algún penalti. Siempre tranquilo, con confianza y cabeza fría», decía al final del partido. Kondogbia fue el siguiente después de la nueva parada del ‘gat’ a Hernán Pérez. El francés había acabado el partido muy tocado físicamente. A pesar de eso, no se arrugó. La pena es que el balón no quiso entrar otra vez. Marcelino, mientras tanto, se tapaba los ojos. No quiso verlos. Como ya es una tradición en su carrera deportiva como entrenador.

Munir marcó, la tanda se complicaba y apareció Gayà. El de Pedreguer asumió su rol de capitán y quiso asumir la responsabilidad del cuarto. Y lo hizo, como dijo Marcelino de Maksimovic en Riazor, «con un par». Nunca antes había tirado un penalti como profesional. Hay que remontarse a la primera temporada de Nuno Espírito Santo en el Valencia CF para encontrar un penalti de Gayà y fue en pretemporada en partido amistoso. Su gesto de anoche tiene valor y mucho. José siempre da la cara. Ayer lo demostró en un momento crítico. Parejo era el quinto lanzador. Afortunadamente no hizo falta que lo tirara. Sobrino envió antes el balón por encima del larguero para dar por finalizada la tanda, clasificar al Valencia para las semifinales de la Copa Copa y disparar la ilusión del valencianismo. Ahora todos a mirar con los ojos bien abiertos al sorteo de la RFEF. Hasta Marcelino.