El Valencia CF, golpeado por lesiones y contratiempos, puso el corazón durante 90 minutos para conseguir el objetivo con el que viajó a Barcelona: Regresar a València con la eliminatoria viva y jugarse el pase a una final de Copa, diez años después, en la vuelta de Mestalla. El 1-0 a favor del Barcelona con el que comenzará el partido del próximoBarcelona jueves en el feudo valencianista es un resultado con claroscuros.

En el momento justo, a sólo dos citas de una final, el equipo consiguió cortar la "hemorragia" de goles en contra de la que hablaba Marcelino. Y lo hizo frente al ataque más temible del mundo, el que lidera el astro Leo Messi. Sin embargo, exprimido en trabajos defensivos, al Valencia le faltó gasolina para alcanzar posiciones avanzadas y complicarle la vida al holandés Cillessen. La ausencia de gol en Can Barça obligaría a los de Marcelino a hacer tres en casa, si es que los culés cumplen con el guión de un rival que, como recordó el entrenador blanquinegro, "sólo se han quedado dos veces sin marcar como visitantes" a lo largo de este curso.

Marcelino apela a la épica y al poder de 50.000 almas reunidas por el sueño de la final. Para eliminar al Barcelona completando otro sensacional partido en defensa y haciendo mucho más daño que ayer en los contragolpes. Una misión para la que se antoja fundamental la recuperación de Gonçalo Guedes. La esperanza en el club es que el portugués sí estará preparado para tambalear el sistema defensivo del conjunto de Valverde.

Más allá del resultado, la labor de los futbolistas blanquinegros fue encomiable. Lucharon contra cinco importantes bajas: El citado Guedes, Kondogbia, Garay, Murillo y Zaza, resfriado a última hora. Y combatieron también contra el obstáculo de un árbitro, el murciano Sánchez Martínez, que prefirió ahorrarse la roja a Sergi Roberto, quien en el minuto 34 sólo vio amarilla por levantar la pierna y acabar clavando los tacos de la bota en el muslo de Andreas Pereira. Si bien pudo entenderlo como la disputa por un balón dividido, lo cierto es que Sergi Roberto entró con tal violencia sobre el valencianista que este quedó lesionado, fuera de combate y debió ser sustituido en el descanso por Maksimovic. Nueve minutos más tarde Luis Suárez, que estaba apercibido, ni siquiera vio la amarillaLuis Suárez por golpear con la pierna a Vezo en una jugada sin balón de por medio. La cartulina hubiera hecho que el uruguayo se perdiera el choque de Mestalla dentro de siete días.

Los méritos del Valencia consistieron en reducir las ocasiones de un Barcelona que rozó una posesión de balón del 80%. El orden de dos líneas de cuatro que cerraron los caminos a Iniesta, Rakitic y Messi. No obstante, en los primeros 45 minutos los pupilos de Marcelino se replegaron excesivamente lo que motivó que al equipo se le hiciera demasiado largo el campo para atacar con dinamita. La presión asfixiante del libreto de Valverde provocó que el mediocampo perdiera demasiadas pelotas y dificultó los pases filtrados hacia los delanteros que desajustasen el sistema local. El desgaste físico restó claridad e ingenio. No hubo genialidad en las botas de Parejo, Andreas, Soler ni tampoco en la de una pareja de ataque, Vietto-Rodrigo, que empezó entendiéndose bien, pero acabó cansada e imprecisa.

Resistencia casi perfecta

La resistencia sí fue efectiva. Los laterales no regalaron la espalda, Coquelin se multiplicó para tapar huecos, Jaume mantuvo siempre la seriedad y la pareja de centrales, Gabriel-Vezo, abortó casi todo intento culé. El brasileño y el luso se erigieron en los mejores hombres de un Valencia que dio su primer aviso con un chut de Montoya en el minuto 44. A la vuelta de vestuarios, los visitantes adelantaron líneas, dieron ese paso que se requería para marcar y hacer dudar al Barça. Dani Parejo protagonizó el primer disparo entre palos a los 51 minutos. Cillessen se lanzó al suelo para blocar el esférico. Maksimovic se lió en una de las pocas contras fructíferas y, justo cuando el Valencia daba más sensación de peligro, cayó el gol barcelonista. En ese costado izquierdo en el que Messi, Iniesta y Alba conectan de memoria el argentino levantó un centro por encima de Jaume al segundo palo. Allí cabeceó a gol Luis Suárez con ansia (1-0).

El caudal de ocasiones barcelonistas aumentó, pero ninguna tan clara como el centro de Iniesta a Suárez que desvió Jaume como un felino en el primer acto. El Valencia se sintió tan vivo como la eliminatoria y, al final, tuvo la suya. Ferran, más fresco, robó y lanzó a la carrera de Mina como no lo había hecho antes ningún compañero... Pero el gallego no se aclaró ante Cillessen.