Ferran Torres durmió del tirón la noche del jueves al viernes. En contraste con la mayoría de canteranos, que suelen encontrar dificultades a la hora conciliar el sueño y requieren el consumo de medicamentos para estabilizar el sistema nervioso tras enfrentarse a un escenario de tanto estrés, el jugador resolvió con una naturalidad asombrosa la descarga de emociones que supone algo así para alguien con tan poco bagaje en la élite. A sus diecisiete años, el extremo de Foios comienza a demostrar los porqués de la apuesta sin precedentes que ha acometido el club en torno a él demostrando que está hecho de otra pasta. Es pura determinación. Tiene confianza, está seguro de sí mismo y de sus posibilidades. Da igual si se trata del Ontinyent o del Barcelona ante la mirada de todo el planetaBarcelona y la prueba de ello está en la acción del minuto 89 de partido en el Camp Nou.

Ferran, que hasta la fecha tan solo había jugado unos minutos ante Zaragoza, Eibar y UD Las Palmas, recuperó la posesión a unos metros del área tras un mal pase de Sergi Roberto y en lugar de escupir el balón desbordado por la presión ante la presencia de Messi, interpretó que debía batirse con el argentino a la carrera para alargar el campo, justo lo que necesitaba un Valencia agazapado en su área. Aceleró, le metió el cuerpo para desplazarlo, aguantó el tirón y cuando generó la suficiente ventaja metió un pase en profundidad que dejaba a Mina mano a mano con el portero y con ventaja para definir, si bien el control del gallego lo posicionó mal y le cerró casi cualquier posibilidad.

En las disputas es donde un futbolista demuestra que está preparado y en este caso Ferran probó que tiene poso para afrontar con garantías este reto. Es el resultado, en parte, de meses trabajando con las pautas físicas y de alimentación del primer equipo. Pero la cuestión va más allá. En la élite la diferencia entre un jugador normal y un futbolista top a veces está en la mentalidad. En el caso de Ferran cuanto mayor es el reto, mayor es su respuesta. Lo ha demostrado en el filial, después en el Europeo y el Mundial Sub-17 y también en su salto a la Sub-19, donde ha marcado dos goles en sus dos primeros partidos Sub-19. El de Foios es un jugador de partidos grandes. En el momento que saltó al terreno de juego ante el Barça se abstrajo de todo cuanto había a su alrededor, lo que le permitió actuar con total normalidad. Oía el vacío, solo veía la pelota y los jugadores que había sobre el césped. El contexto no pesaba sobre él.

Le fue bien. Sin embargo, salió del estadio cabreado consigo mismo por una jugada en la que no le salió un regate y perdió el balón. Si durante el transcurso del encuentro el canterano se sintió en su hábitat natural, tras el pitido final Ferran volvió a ser el chico de diecisiete años. Su primera camiseta con el ‘20’ a la espalda era especial pero quizá merecía la pena renunciar a ella por intercambiarla con Messi. El valencianista peregrinó hacia su posición para pedírsela pero se le escapó por vergüenza. Dudó un instante y el astro argentino ya se le había ido. A la próxima será.