Francis Coquelin ha caído de pie en el Valencia de Marcelino García Toral. Compromiso con el club, integración rápida en el vestuario y rendimiento inmediato sobre el campo. Como buscaba el entrenador cuando llamó a su puerta en el Arsenal. El francés encaja a la perfección en el modelo de juego del equipo y en la idiosincrasia de una afición que se identifica con él. El centrocampista galo ha demostrado desde el primer día que es una apuesta ganadora. Desde que pagó de su bolsillo un avión privado de madrugada para ponerse cuanto antes a las órdenes del entrenador o desde que dio la cara en el once titular de Riazor con solo dos entrenamientos en sus piernas. Coquelin rompe con el ‘cliché’ de improvisado refuerzo de invierno. Viene para quedarse y para mantener el nivel competitivo del Valencia tan alto como para alcanzar el objetivo de la Champions League. Como mediocentro, interior o central. Le da igual. Su polivalencia se lo permite. También sus ganas de ayudar. Esta noche Marcelino lo necesita en Málaga para cubrir la baja por lesión de Geoffrey Kondogbia. Coquelin, como siempre, ahí estará. No hay mejor seguro de vida para el Valencia que él.

Se nota en el campo y también fuera. El francés está adaptado al equipo casi tanto como su integración en la ciudad. Ya no vive en el hotel, tiene piso propio y convive con su pareja y sus tres hijos en un ambiente muy familiar que le permite rendir todavía mejor. El Valencia está encantado con Francis. Igual de contento está el francés con su nuevo club. Siente que también ha acertado. SUPER tuvo la oportunidad de pasar unos minutos con él en las horas previas al partido de La Rosaleda. Desprende energía. Su gesto con el puño habla por sí solo. El francés es de pocas palabras. Prefiere hablar en el campo. Eso sí, no es tan introvertido como parece en primera instancia. Entiende el castellano como para mantener una conversación táctica con Marcelino, maneja el francés, el inglés y cada vez son más las palabras en español que salen de su boca. Bajo su rostro serio, mirada desafiante y físico imponente-intimida a cualquiera- hay una persona con ganas de abrirse a su nueva casa y con anécdotas divertidas. Le hace mucha gracia, por ejemplo, cada vez que el entrenador y sus compañeros le llaman «Coque». La abreviatura de su apellido. ¿Y por qué? «Coq» en francés significa «gallo». El símbolo sagrado por excelencia de su país. Francis tiene la impresión de que en los entrenamientos y los partidos le llaman «gallo». Un orgullo que, eso sí, le saca sonrisas tanto a él como a todos sus familiares y amigos a los que se lo cuenta.

Lo más importante, más allá de bromas, es que Coquelin se ha ganado el respeto del cuerpo técnico y del vestuario. Por su profesionalidad, actitud en los entrenamientos y solidaridad en el campo. A penas lleva en mes en el equipo y su conducta comienza a ser ejemplar. Sus compañeros asumen que es uno de esos jugadores que hace mejor a todos desde su despliegue físico, concentración, orden táctico y recursos técnicos. Francis no solo es contención y seguridad a la hora de dar salida fácil al balón. También se desenvuelve más que bien en tareas ofensivas. Contra el Barça y el Levante dejó algunos destellos interesantes. Hoy quiere seguir creciendo en La Rosaleda. Será la gran novedad en el centro del campo titular del equipo esta temporada. junto a Parejo, Carlos Soler y Guedes. Seguro que el ‘gallo’ los hace mejores.