"Marcelino es un entrenador de primeras vueltas". La etiqueta sobre el técnico asturiano ha circulado y circula sin cortafuegos. Los números tienen doble vuelta, casi siempre sometidos a lecturas reduccionistas, simplificados, sin contexto ni análisis en profundidad. En las nueve campañas que Marcelino ha completado (desde que tomó las riendas del Sporting 2003/04 hasta su último curso en el Villarreal) sus equipos han sumado más puntos en la primera vuelta en siete ocasiones. El dato es claro, pero las diferencias han sido insignificantes en algunos casos y en otros no relevantes dentro de un marco de alto rendimiento total. Siempre cumplió con los objetivosobjetivos. En Recreativo, Racing o Villarreal, Marcelino superó las expectativas, incluso hizo historia... aunque la operación en puntos entre enero y mayo fuera menor. Las temporadas son un global, dividir es mermar, resumir con sesgo interesado. Las dificultades superadas (en forma de lesión o sanción), los jugadores cuya carrera proyectó o los equipos en los que produjo un salto de calidad por método, estructura a todos los niveles y mentalidad pocas veces entran en la ecuación.

Marcelino ha sido campeón de Segunda con el Recre, llevó al Racing a la Europa League y conquistó las primeras semifinales de Copa (en ambos casos por primera vez) y dejó al Villarreal cuarto (en previa de Champions) en una temporada en la que alcanzó las semifinales de la Europa League; y la diferencia en puntos siempre privilegió la primera vuelta. En cualquier caso, hay una tendencia real cuya relación le ha costado dudas sobre la preparación física o su sistema de entrenamientos. Hay casos en sentido contrario: en el Zaragoza (2008/09, Segunda División) conquistó el ascenso con un trayecto de menos a más hasta explotar con una diferencia de más de quince puntos.

Reto conjunto en el Valencia

El caso ha generado y genera incertidumbre sobre la clasificación final del Valencia CF. Victorias como la del Málaga ayudan a amortiguar la corriente. La remontada tuvo aroma a Champions y llegó en la recta final, señal de que el equipo no se cae; siempre está dentro de los partidos, siempre compite y confía en lo que hace. Marcelino y su plantilla afrontan un gran reto contra la posverdad y los números. El rendimiento final del Valencia puede subrayar o apagar algunas teorías. Los recursos y la gasolina de la plantilla están bajo el foco. Otra cuestión es igualar o superar los 40 puntos hasta la jornada 19. Pese a las derrotas ante Real Madrid y Atlético, el Valencia está a sólo tres puntos de la trayectoria inicial gracias a los triunfos ante Levante y Málaga. El pinchazo gordo se produjo en Las Palmas. Real Sociedad, Athletic (San Mamés) y Betis marcarán el ritmo.

Las lesiones, los refuerzos y los partidos semana a semana son una coincidencia esencial. Con Murillo recuperado, más Guedes y Soler operativos a la vez, el equipo es más fuerte. Kondogbia, Andreas y Garay volverán pasito a pasito. Las sensaciones y el fútbol advierten que el momento crítico de la temporada quedó atrás, entre diciembre y enero. La doble vía Copa-Liga fue tremenda, sobre todo, por las ausencias y el nivel descomunal de los adversarios. Hubo sensación real de nivel limitado y de tope alcanzado. Pese a todo, la base armada durante la primera vuelta y los refuerzos son una garantía sólida para el segundo turno. La idea de juego está clara y se siente viva.

El punto crítico queda atrás

El Valencia tiene una plantilla más rendoda y más fuerte que hace cuatro meses gracias a Vietto y Coquelin. El fichaje del francés multiplica las opciones en la medular y ha desdramatizado ausencias como la de Geoffrey Kondogbia.

Todo forma parte de un circuito y un proceso. Los equipos nacen, crecen, alcanzan su madurez y necesitan alimentarse permanentemente para no marchitarse. La memoria competitiva del Valencia estaba dañada, recuperar músculo para soportar el doble o el triple foco liga-Europa-Copa es cuestión de muchos meses. Hay margen de mejora interno y en forma de refuerzos. Por eso, añadir jugadores como Coquelin a los Rodrigo, Parejo, Kondogbia o Neto es importante.

Rendimiento alto y continuo

Los números son tan claros como los resultados. Marcelino siempre arma plantillas cortas (dos jugadores por posición) para mantener la competencia interna activa y abrir espacio a los canteranos. Relacionar lesiones con exigencia no tiene sentido. De hecho, su puesta a punto debería reciclarse como método de prevención: jugadores más finos, más rápidos, más atléticos. Al contrario, sería como afirmar (de forma simple) que las plantillas trabajadas con más laxitud son más resistentes ante las lesiones. Los equipos de Marcelino siempre han dado la talla. Falló el tiro en Zaragoza y Sevilla porque el contexto era extremo, realmente complejo. El Valencia vive de la intensidad, física y mental; la idea es arrancar fuerte y terminar fuerte. En su última temporada en Villarreal, tuvo dos partidos por semana prácticamente todo el año, desde el principio hasta el final. La diferencia entre la primera y la segunda vuelta fue de 14 puntos, la más importante de toda su trayectoria. Llegó a 39 puntos la primera parte, la mejor hasta esta campaña en el Valencia. Sin embargo, el equipo terminó cuarto (zona Champions) y sólo un mal partido en Anfield le dejó sin final de Europa League. ¿Quién no lo hubiera firmado? Antes liquidó a Nápoles, Leverkusen y Sparta de Praga. Dos años antes, en su primer curso tras el ascenso, el Villarreal saltó de Segunda al sexto puesto, Europa League. Una mentira repetida mil veces puede convertirse en verdad... pero sigue siendo una mentira. Marcelino es especialista en exprimir al máximo los recursos, individuales y colectivos. Los resultados están por encima de sus plantillas.