El balón parado y los centros laterales se han convertido en una de las carencias más arraigadas en el Valencia CF de Marcelino. El cuerpo técnico que comanda el asturiano ha comenzado un cruzada para potenciar al equipo, que ha perdido rotundidad en las dos áreas con respecto a la versión del Valencia de mediados del mes de noviembre que arrollaba en todos los campos. En La Rosaleda, ante el Málaga, otra vez el balón parado volvió a dejar malas sensaciones. El conjunto de la Costa del Sol se adelantó en el marcador en un córner en el que Ideye consiguió rematar a la red con el pie en el área pequeña después de un fallo clarísimo de Vezo en el marcaje y de la pasividad de Neto, clavado bajo los palos de su portería. La cosa venía de atrás.

Desde que comenzó la temporada el Valencia ha encajado 22 goles tras centro lateral. Incluso, pudo costarle el Derbi la semana anterior. Sergio Postigo anotó tras un centro lateral y, de no ser por Medié Jiménez, que anuló el segundo cuando era legal, Coke hubiera hecho subir otro más al marcador en un córner. En cada balón colgado al área del Valencia se huele una sensación de peligro. Esa sensación de sufrimiento quedó retratada, por ejemplo, en el córner que cabeceó Roberto, meta del Málaga, en el tiempo añadido, una jugada que a punto estuvo de costarle el partido nuevamente al conjunto de Marcelino.

Esta situación se ha visto aliviada, en cierto modo, por la incorporación de Murillo pero a día de hoy la realidad es que ni Gabriel Paulista ni sobre todo Vezo atraviesan por su mejor momento. Garay y Geoffrey Kondogbia siempre son un plus en el juego aéreo y eso también se siente, el equipo está destinado a mejorar. Hasta hace poco el balón parado no había sido una debilidad manifiesta -ha encajado seis y ha marcado ocho- pero ha cundido en escenarios como Riazor ante el Deportivo de la Coruña, el Derbi con el Levante y cristalizó finalmente ante el Málaga.

El Valencia tiene condiciones para defender bien este tipo de acciones pero necesita recuperar su tono de máxima inteensidad mental. En juego dinámico se trata de una debilidad heredada que Marcelino no ha logrado corregir del todo y que mezcla con Neto, un portero que ha demostrado ser sólido bajo palos pero que se ha mostrado frío e inseguro en la salida hasta la fecha. El cuerpo técnico asume esta carencia en el equipo y está trabajando para corregirla. Es la cruzada contra el centro lateral.