Geoffrey Kondogbia dejó huella en el Sánchez Pizjuán. Para el Sevilla jugó una temporada, suficiente para tomar consciencia absoluta de su potencial. Su explosión en el Valencia CF era una posibilidad que muchos sevillistas temían cuando se cerró su llegada a Mestalla desde el Inter de Milán. El proyecto de crack convertido en centrocampista total enrolado en las filas de un adversario directo en LaLiga. En verano no sonaba bien... y ahora suena todavía peor. Kondogbia regresa -cinco años después- convertido en uno de los jugadores del momento en el fútbol español, consolidado como uno de los centrocampistas más en forma de las grandes ligas y en juego hay medio billete para la próxima Liga de Campeones.

Es el mejor Kondogbia. Por madurez (25 años), por trayectoria, por los terribles momentos superados, por mentalidad, por fuerza, por su nivel actual y por el contexto de alto rendimiento que envuelve su paso. El francés tiene las cosas más claras que nunca, forma parte del engranaje de un equipo fuerte y tiene la confianza absoluta de su entrenador, Marcelino. No es una sensación. Ahí está su rendimiento y la forma objetiva que le dan los números. La posibilidad de volver a la selección -con competidores como Tolisso, Rabiot, Pogba o Kanté- también refuerza su posición.

Llegado desde el Lens (segunda división francesa), con 19 años y en su estreno en un campeonato de máximo nivel, Kondogbia generó un impacto tremendo en Sevilla. Fue uno de los jugadores revelación de la temporada y se habló del interés de súper potencias como Barça y Real Madrid. Campeón del mundo Sub-20 en Turquía en el verano de 2013, el Mónaco terminó apostando fuerte e invirtió 20 millones de euros para incorporarle a un proyecto cuyo objetivo era rivalizar con el París-SG. Dos temporadas después y después de brillar en Champions, fue fichado por el Inter como respuesta a Pogba y su Juventus. La presión por los cerca de 40 millones invertidos, la desestructura del club, su inmadurez y la falta de confianza le pasaron factura. En Valencia CF ha conseguido frenar su involución y acelerar el paso.

El contexto perfecto con Marcelino

Con Marcelino ha recuperado el punto diferencial y está explorando los límites de su rendimiento máximo: marca, asiste, recupera, lanza el ataque rápido, domina las transiciones, somete al rival en los duelos tierra-aire, desborda, conduce, ofrece una salida limpia, traza sociedades... Más goles, más asistencias, más interceptaciones. Italia no es Francia, como este Valencia no es aquel Sevilla. Cada campeonato, cada equipo y cada momento son distintos, pero los números y la perspectiva refuerzan el valor del trabajo realizado estos meses. Estamos ante la mejor versión de Kondogbia y no se le adivina techo; cada vez hace más cosas. Su objetivo está claro: quiere ganar al Sevilla. La intención es dar un golpe -casi- definitivo por la Champions. Fichó por el Valencia para jugar y ganar partidos como el del Pizjuán.