Carlos Soler todavía no ha dicho su última palabra esta temporada. El futbolista del Valencia tiene ganas de acabarla al mismo nivel que la empezó. Volviendo a ser protagonista con goles y asistencias como en la primera vuelta del campeonato. Hasta que la desafortunada lesión en su tobillo izquierdo le apartó de la competición. Diez son los partidos de Liga y Copa que ha jugado desde que reapareció a finales del mes de enero y solo en uno ha disputado los noventa minutos entre sustituciones y suplencias. Está bien, pero su nivel de exigencia le obliga a estar todavía aún mejor. Quiere volver a ser decisivo para el equipo. Mañana vuelve al once titular de Marcelino García Toral después de la suplencia en el Sánchez Pizjuán con la ilusión de firmar un partido redondo y volver a decir aquello de ‘Aquí estoy yo’.

Soler cuajó un primer tercio de competición brillante con un gol y cuatro asistencias que le llevaron directamente a una prelista de la selección española absoluta. Sin embargo, la lesión en el tobillo mal diagnosticada supuso un punto y a parte en la temporada. Carlos regresó el pasado 27 de enero contra el Real Madrid después de casi dos meses parado. Desde entonces ha disputado diez partidos. Solo uno de principio a fin: los noventa minutos contra el Levante en una exhibición de talento y verticalidad. La realidad es que Carlos se ha convertido en las últimas jornadas en un habitual en las sustituciones. Fue el primer cambio ante la Real Sociedad, el segundo frente al Betis y el tercero contra el Málaga. Además, ha sido suplente contra el Athletic de Bilbao -jugó Ferran Torres de inicio en la derecha- y en la última jornada frente al Sevilla con la decisión táctica de Marcelino de desplazar a Francis Coquelin a la banda. Soler participó 23 minutos. Todo lo contario que en el partido de la primera vuelta en Mestalla con goleada (4-0). Entonces Carlos disputó los noventa minutos en uno de los mejores primeros tiempos que se le recuerdan. Aquel día el seleccionador Julen Lopetegui tomó nota desde el palco.

El ‘18’ ha perdido su condición de intocable. Aún sí, sigue siendo muy importante para el equipo. Por su calidad, su fútbol combinativo, sus transiciones rápidas, su trabajo y sus intentos por desbodar por fuera y trazar diagonales al más puro estilo extremo. Contra el Betis, sin ir más lejos, Mestalla premió su esfuerzo con una de las ovaciones de la tarde. Mañana recuperá la titularidad en Mestalla contra el Alavés con ganas de ser importante.

El futbolista también quiere que lo sea la afición. Carlos sabe como pocos que el apoyo de Mestalla será clave para sumar los tres puntos contra los de Abelardo y seguir dando pasos de gigantes juntos hacia la Champions League. «Cuando la afición aprieta en Mestalla el rival lo nota y es más difícil para ellos. Es importante que nos ayuden todo lo que puedan. Cumplir el objetivo de la temporada pasa por mantener una grandísima comunión entre el equipo y la afición», afirmaba.

La buena noticia es que el Alavés se le da muy bien a Carlos. De hecho, ya le marcó la temporada pasada en Vitoria como líder del Valencia de Voro. Lo celebró señalando el escudo de la camiseta con el dedo índice. Todo un síntoma de orgullo valencianista en una época complicada. También fue especial el partido de la primera vuelta de esta temporada en Mendizorroza. Soler asumió con garantías la responsabilidad de hacer de Dani Parejo en compañía de Geoffrey Kondogbia en el doble pivote. El Valencia ganó 1-2 en plena racha de triunfos. Soler, eso sí, no participó en la eliminatoria de Copa ante los de Abelardo. El de este sábado es su partido.