Santi Mina y Simone Zaza son competencia directísima por un puesto en la delantera del Valencia. Eso, sin embargo, no impide que tengan una conexión especial. Están hermanados por el gol. Cuando lo ha necesitado, el italiano siempre ha estado para el gallego y viceversa. Tanto es así que el ´22´ le ha dedicado este curso algunos de sus goles al «calvo», como lo llama cariñosamente. Los dos atacantes desataron pasiones en la Megastore de la Plaza de Ayuntamiento. Una auténtica locura. Desde cinco horas antes de que comenzara la sesión (las dos y cuarto de la tarde) de firmas comenzó a agolparse la gente en los alrededores de la tienda. La cola, a las siete en punto, llegaba prácticamente a la calle Colón por la Roger de Lauria. Más de 800 personas se dieron cita para compartir unos instantes con dos de los jugadores del equipo de moda, el Valencia de Marcelino en una tarde plagada de anécdotas para reafirmar el vínculo jugador-aficionado.

Simón, el imitador de Santi Mina

Simón, el imitador de Santi Mina

Desde aficionados que pedían un autógrafo en un teléfono móvil de última generación, lo que generó cierto asombro entre los futbolistas, hasta un mensaje de voz para una amiga o comentarios de exigencia como «seguid marcando goles como hasta ahora». Los valencianistas que acudieron a la Megastore se mostraron cercanos y cariñosos con Mina y con Zaza, que correspondieron cada mueca con su mejor humor. Incluso, hubo aficionados a los que reconocieron de anteriores ocasiones. «Tú vives al lado del Hotel Primus, verdad? Nos vemos el domingo en Mestalla», le dijo el italiano a un niño. Santi, por su parte, pedía «percebes» a un grupo que decía venir desde Galicia para captar la atención del delantero entre la multitud. El ´22´ se sonrojó cuando algunos de los presentes le cantaron aquello de «Mina selección» en agradecimiento a su extraordinaria temporada, la mejor estadísticamente desde que irrumpió en la élite con el Celta a los 17 años.

Se lo pasó en grande el gallego, que conoció a Simón, un niño que sorprendió a todos haciendo la misma coreografía que él tomó prestada a su vez de LeBron James para celebrar sus goles con la camiseta del Valencia. Santi crea escuela. También Simo, que acabó sus tarjetas a la velocidad de la luz. Los dos jugadores recibieron numerosos regalos, cromos y cartas por parte de los valencianistas, se sacaron fotos y firmaron dedicatorias durante más de hora y media. «El rotu ya no pinta», comentaba entre risas Mina cerca de las ocho y media. Instantes después, la organización se veía obligada a cortar el flujo de gente. «Que se queden, que se queden», cantaban los aficionados, que sin lugar a dudas disfrutaron de una jornada diferente con dos de sus ídolos. El valencianismo ha vuelto a disfrutar con el equipo y ayer se entregó a una pareja que transmite buen rollo, confianza, juventud y ambición. Los dos están como locos por jugar la próxima temporada en un Valencia de Champions.