Dos goles de LoÏc Remy en acciones de auténtico 'killer' aplazaron la ceremonia del regreso a la Champions League en Mestalla, donde el Valencia CF se vio imposibilitado para superar al Getafe y certificar así la clasificación prácticamente definitiva. Han sido volver las rotaciones en esta semana de tres partidos y al equipo de Marcelino se le han vuelto a ver las costuras, después de que a la ausencia de piezas como Kondogbia, Gabriel y Coquelin se sumaran de salida Rodrigo y Carlos Soler.

Por un momento se pudo llegar a pensar que con la última media hora podía ser suficiente, incluso con los dos goles del francés, pero el desempeño en defensa y el oficio de un conjunto muy hecho como el de Pepe Bordalás dejaron patente que este Valencia CF solo puede estar donde está si no hace estos regalos. Una evidencia para poner sobre la mesa en esta semana en que se empiezan a perfilar en serio las deciciones para configurar la próxima plantilla.

El Getafe tuvo el control casi absoluto en la primera mitad, por acción y por omisión. Quizá no tanto la posesión, pero sí el dominio de la situación y las ideas más claras. Lo consiguió a base de poner mucha intensidad y de trabajar los puntos débiles del Valencia CF con una presión asfixiante sobre la salida de balón, sobre Parejo y las dos bandas. El capitán intentaba zafarse pero no encontraba apoyos, ya podía levantar la cabeza que la silueta de Kondogbia no iba a aparecer. Para colmo, un balón que le arrebatan a Guedes, posiblemente con falta no señalada, lo convertía Damián Suárez en una perfecta asistencia para Loic Remy, el delantero que salió en enero de la UD las PalmasUD las Palmas, que en Getafe ni siquiera se había estrenado y de hecho salía titular por ausencia de Ángel Rodríguez. Definición perfecta, con clase, como en la acción que en la segunda parte daría el segundo al cuadro madrileño.

Salvando la erupción inicial de Guedes el Valencia nunca encontró la manera de poner a trabajar a Vicente Guaita. Apenas una acción de Zaza, que remataba fuera un balón que le había puesto Parejo prácticamente en la cabeza. Era ya el minuto 40 y ya no habría para mucho más: Vietto desaparecido, Andreas incapaz de superar a su par y el centro del campo, donde la apuesta había sido Maksimovic, anulado.

No hubo cambios, lo que quiere decir que Marcelino decidió en el descanso dar esos 15 minutos de gracia a los que estaban jugando. Al final los acabaría echando en falta. La cosa, además, no pudo ir peor, Remy hacía el 0-2 nada más salir y Molina estaba a punto de hacer el tercero en apenas cinco minutos. No había reacción ni aparentemente se la esperaba, el partido estaba para pedir tiempo muerto y hacer los cambios.

Como un reloj, en el minuto 60 empezaba un nuevo partido con un triple cambio: Soler, Rodrigo y Ferran por Maksimovic, Vietto y Andreas. Ni había tiempo que perder ni con dos goles de desventaja había motivos para esperar. Rodrigo, que venía ansioso del Camp Nou, no tardó en demostrar dónde está ahora mismo la diferencia con un auténtico golazo que tenía pinta de punto de inflexión, porque el equipo, ahora sí con más alternativas jugando el balón de medio campo en adelante, acorralaba al Getafe en busca del segundo.

Zaza la volvió a tener de cabeza, lástima que le vino muy forzado para empujar el balón cuando estaba apenas a dos metros de la línea, pero el rival resistió y llegó un momento en que la magia se acabó. Mucho más después de que Parejo, en un rifirafe con Jorge Molina, dejaba al equipo con diez. No son muchas las acciones que en el fútbol merecen una tarjeta roja directa, la de Parejo seguramente no lo es aunque se puede discutir. La entrada de Djené sobre Guedes, dura, a la altura de la rodilla, en velocidad y sin posibilidad de jugar el balón, es una de ellas o debería serlo.Ficha técnica