Santi Mina hizo un golazo en Balaídos. El análisis con pausa del partido ha multiplicado el valor del puntillazo. Uno, porque cuando Sergio Álvarez -guardameta del Celta- tiene la tarde es capaz de acertar con todo tipo de paradas. Y dos, porque culminó un contragolpe perfecto lanzado por Carlos Soler y pulimentado con el último pase de Guedes. Hace tiempo que Mina galopa hacia su mejor temporada, con números sin precedentes en su trayectoria profesional; cada gol supone elevar su techo un piso más. El gallego está entre los mejores en diferentes categorías y la relación presente-proyección-potencial le conceden un envoltorio con enorme atractivo.

Nada es casualidad. Por rendimiento y por mentalidad reciclada, el gallego forma parte del album de futbolistas potenciados -superando cualquier expectativa- por Marcelino. Rodrigo es mucho Rodrigo, pero Santi está en el segundo escalón del podio entre los delanteros valencianistas. Tiene pinta de que va a terminar más fuerte que Simone Zaza y Luciano Vietto en la pista interna. Con el gol ante el Celta, el gallego ya está en doce y la cantidad explota cuando se amplía el foco. Sólo Iago Aspas (Celta, veinte), Mariano (OL, dieciocho), Rodrigo (Valencia, dieciséis) y Gerard Moreno (Espanyol, catorce) le superan en el plano de los goleadores españoles repartidos por las grandes ligas europeas. Lleva los mismos que Ángel (Getafe) y uno más que Álvaro Morata, Portu o Luis Alberto. Su impacto se multiplica en el marco de los mejores goleadores Sub-23 (nacidos después del 1 de enero de 1995); ahí Mina redobla su estado. La escalera es brutal entre los killers de la Premier, LaLiga, la Serie A, la Bundesliga y la Ligue 1: Maxi Gómez (Celta, catorce), Kylian Mbappé (PSG, trece), Rony Lopes (Monaco, trece) y Santi Mina. El valencianista está por delante de Timo Werner, Gabriel Jesus, Anthony Martial, Keita Baldé o Ángel Correa. Por citar algunos atacantes. Es uno de los pocos (únicamente doce) en dobles cifras, por encima de las diez dianas.

Potencia con control

Mina ha encontrado el equilibrio entre agilidad, potencia y control que necesitaba para aprovechar sus cualidades. Las piernas ya no se le clavan y ha ampliado sus registros por capacidad para maniobrar entre líneas o batirse en todo tipo de duelos cerca de la defensa rival para interpretar el rol de nueve de referencia... aunque sea mucho más fuerte llegando al espacio y disparando de cara. La visión no se le empaña, aunque tenga margen de mejora en este apartado, sobre todo, cuando tiene tiempo para pensar.

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Marcelino recogió a Mina con las alas rotas y le está haciendo volar. El escenario terrible del Valencia las últimas temporadas, sumado a su falta de madurez, habían sembrado dudas en torno a su capacidad. El gallegó llegó como atacante de futuro; era muy joven y tenía con pocos partidos en la élite, necesitaba una estabilidad y un contexto de alto rendimiento, como el que tiene ahora. Sigue siendo joven y el modelo de Marcelino le va perfecto. Como Rodrigo, tuvo que jugar demasiados partidos en la banda. Todo aquello es pasado. El nombre de Mina está entre los mejores goleadores del fútbol español, entre los mejores de su generación.

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