Cada vez que el Valencia CF concreta el fichaje o la renovación de un futbolista o técnico del primer equipo la negociación suele acabar siempre con la misma pregunta. Sucede justo antes de que el protagonista de turno estampe su firma en los documentos definitivos: desde el club se plantea a todos aquellos que defienden el murciélago la posibilidad de extender su contribución más allá de los límites visibles del terreno de juego donando el 1% del sueldo de toda la temporada, una cantidad simbólica para ellos pero que sirve para impulsar iniciativas y proyectos con responsabilidad social corporativa a través de la Fundación Valencia CF (0,5%) y la Asociación de Futbolistas del VCF (el 0,5% restante). Al tratarse de contratos, los nombres de los involucrados y las cantidades recaudadas son información confidencial pero fuentes oficiales afirman a SUPER que la respuesta de la plantilla actual es «muy buena». El último en adquirir este tipo de compromiso y mostrar su conciencia social ha sido Ferran Torres. El de Foios, que firmó su extensión de contrato hace un mes, no se lo pensó. Rotundamente «sí». Sí a devolverle al valencianismo su cariño en forma de ilusión y oportunidades. Si Juan Mata ha puesto en marcha Common Goal, un programa con intenciones similares que está involucrando a algunos de los jugadores más influyentes del planeta, el Valencia CF también cuenta con su propia herramienta de cambio.

«Hemos puesto en marcha un proyecto que permite que los niños que se consideran invisibles tengan una visibilidad. El Valencia CF se preocupa de aquellos que antes podían pensar que eran lo peor de la sociedad para reforzar su autoestima y eso es lo que valoran los centros», explica Pablo Mantilla, director general de la Fundación VCF. Tras la venta del club a Peter Lim el organismo reestructuró sus funciones y centró el foco en su labor solidaria, lo que supuso una vuelta a los orígenes. Su iniciativa insignia -a la que hacía referencia Mantilla- es Escoles Cor Blanquinegre. Puesto en marcha en octubre de 2015 y en colaboración con la Asociación de Futbolistas VCF, este programa consiste en una red de 31 escuelas de fútbol coordinadas con centros educativos de primaria y secundaria que tiene como fin promover la mejora académica de más de 500 jóvenes en zonas marginales. Paterna, Burjassot, Godella... Están presentes en todo el cinturón industrial de la provincia de València. «A cada una se le asigna un jugador, que ejerce de padrino», describe Mantilla, «y se crea una relación que permite a los chicos interactuar con ellos y tener un referente concreto. Los llevamos a la Ciudad Deportiva para que hagan entrenamientos y durante el año se intercambian cartas, regalos... No solo el primer equipo, toda la Academia está involucrada en esta actividad. Luis Vicente Mateo -director de la factoría de Paterna- pensó que era una buena oportunidad para que los jugadores salieran de la burbuja y estimularan a los jóvenes. El Juvenil A, de hecho, jugó hace unos meses un partido en un centro de menores de Picassent. Ese día ganamos todos. Los chicos y las futuras estrellas». La ayuda de los jugadores no es solo económica, sino que queda refrendada con hechos.

Con múltiples asociaciones

La FVCF impulsa acciones con asociaciones como Asindown Valencia, la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Valencia, la Asociación Niños con Cáncer, Casa de la Caridad, Cruz Roja, etc. La lista es larga. El objetivo, en definitiva, es poner el Valencia CF a disposición de todos como herramienta formativa social y deportiva. Superación y valores, niños hospitalizados, menores en riesgo de exclusión social... La cosa va más allá de un contexto en particular. Además de Escoles Cor Blanquinegre, el organismo tiene en marcha el programa VCF DI, que ofrece a personas con discapacidad intelectual una oportunidad para desarrollarse en todos los aspectos a través del fútbol y con el escudo del Valencia CF; la campaña navideña 'Métele un gol a la pobreza' de sensibilización con las necesidades de los jóvenes sin recursos y que ha recogido ya alrededor de 50.000 juguetes desde 2015; o el apoyo al equipo de fútbol sala de deficientes visuales de la ONCE Valencia, además de constantes campañas de donación de sangre en el palco de Mestalla -con regalo de entradas para presenciar un partido del Valenica CF- o la voluntad marcada de velar por el patrimonio casi centenario del club a través de exposiciones y mesas redondas.

Vínculo fuerte con el vestuario

La Asociación de Futbolistas del Valencia CF, por su parte, lleva ya años peleando para que jugadores y cuerpo técnico de la primera plantilla se integraran de forma directa en la acción social. Desde que se consiguió hace tres años tienen más facilidades para ofrecer una cobertura a los cerca de 450 ex jugadores que ampara la organización y pueden proyectar así iniciativas de ayuda para el resto de la sociedad. La suya, como especifica Fernando Giner, presidente, es una labor «muda, no se da a ver a no ser que lo hagan ellos de forma voluntaria». El histórico defensa de Alboraia alude con estas palabras a un soporte de 360 grados que brinda la asociación a aquellos que una vez pisaron Mestalla y que hoy están situación de necesidad. Son muchos. Algunos, reverenciados en su día como estrellas, viven en silencio serias dificultades. «No solo hablamos de ayuda económica, muchos necesitan médicos, psicólogos... Tenemos compañeros en residencias también. La realidad es que cada vez somos más mayores, se necesitan más recursos y hay que cuidar a nuestra gente. No podemos permitir que se abandone a un futbolista que ha pasado por ahí, el Valencia CF es mucho más que una empresa, es sentimiento», indica.

Pese a la discreción que destila Giner hay casos que han salido a la esfera pública, como por ejemplo el de Kempes o Ricardo Arias, dos de los mejores jugadores de la historia del club, que han estado en apuros. Y es que son muchos los factores que influyen a la hora de determinar la situación económica de una persona. De ídolos a deshauciados. El de Catarroja -él mismo ofreció su testimonio público en su día, expresando que no tenía «ni cinco euros para poder mover el coche»- lo pasó mal pero su situación ha mejorado gracias a la participación del club y la asociación: ahora tiene una responsabilidad en el Valencia CF, una nómina y se ha puesto solución a su problema. Ahí, en ese tipo de casos, es clave un buen asesoramiento y la intervención. Hoy en día hay un vínculo fuerte con el vestuario actual y pese a la buena respuesta se confía en que cada vez más jugadores contribuyan con el 1%: «Hemos involucrado a Jaume y a Gayà, en qué ayudan, y muchos están interesados en saberlo. Siempre hago la misma reflexión: 'la suma de todos es importante. Si dentro de 20, 30 o 40 años necesitáis ayuda la vais a tener y si no la necesitáis no os vais a acordar de lo que os supuso».

Talleres de reminiscencia

Además de cuidar de los futbolistas en su vida posterior, la asociación transmite valores a nivel social a través de sus escuelas formativas de fútbol 8 y fútbol sala que miran más allá del nivel de los niños y su principal misión es educar; o un programa enfocado a la inclusión social mediante del fútbol en silla de ruedas. Oportunidades para todos... También para los más mayores. Su programa estrella es el taller de reminiscencia: «Waldo -sufre Alzheimer- nos ayudaba hasta hace 4 o 5 años, venía con nosotros y contaba historias a los pacientes. En eso consisten los talleres. La respuesta, la reacción, era espectacular. Todos se acordaban de él, ayudaba a reactivar la memoria. No se consigue curar nada pero está comprobado que durante ese rato se logra una gran mejoría. Me lo decía una doctora el otro día. Una paciente que no habla en todo el día nos estuvo contando absolutamente todo lo que hacía en 1982, cuando se jugó el Mundial. Donde trabajaba, qué hacía...». El taller se celebra una vez a la semana durante tres meses y actualmente se está realizando en el centro Ballesol de la calle Gobernador Viejo, en València. Una acción social que ayuda a enriquecer el día a día de los pacientes y también de los ex jugadores. Los Bossio, Vicente Guillot, Ricardo Arias, Giner, Carboni y compañía disfrutan ofreciendo su testimonio para el bien de la sociedad.