Rodrigo Moreno abandonó el estadio de Mestalla al filo de las tres de la tarde, una hora después del final del encuentro ante el Deportivo y lo hacía acompañado por Adalberto Machado, su padre y representante. Ambos respiraban tranquilos. La sensación que ambos compartían es que el de este domingo no fue su último partido con la camiseta del Valencia CF. La situación, al menos a día de hoy, parece bastante clara. El jugador es feliz en València, donde ha dado con un contexto de confianza y estabilidad que ha propulsado su rendimiento y así se lo ha hecho saber al propio club.

Tiene todo lo que necesita y quiere seguir creciendo con el Valencia CF a las órdenes de Marcelino. Por eso recientemente se ha decidido a comprar una casa después de tres años viviendo en alquiler. La anécdota, ni más ni menos, es uno de los principales argumentos que esgrime el entorno del jugador a la hora de afirmar sus intenciones de seguir como valencianista.

La ley del mercado, sin embargo, es impredecible. El Valencia CF está obligado a vender por valor de 45 millones de euros antes del 1 de julio y su gran baza para paliar ese boquete, Cancelo, todo apunta a que no va a ser comprado por el Inter de Milán salvo giro inesperado de última hora.

Rodrigo, indudablemente, es el activo más valioso de la plantilla -el jugador con más mercado-, y esa es una circunstancia que obliga a no cerrar ninguna puerta. Lo que está claro es que si depende exclusivamente de su voluntad, se quedará. Y va más allá: a oferta de un club de igual entidad o ligeramente superior al Valencia CF, la respuesta de Rodrigo siempre será «no». El '19' lo tiene muy claro y va a ser muy selectivo con su futuro. Ha conquistado el corazón de Mestalla y solo podría cambiar las cosas el hecho de que llegara al Valencia CF una propuesta irrechazable para ambas partes, por parte de un equipo de súper élite y siempre, eso sí, que los dirigentes de Mestalla decidieran venderlo.