"Jamás se me pasó por la cabeza que habría una candidata a la Casa Blanca y yo no la apoyaría". Y, sin embargo, ahí está. Kimberley Johnson, autora del libro 'The Poll Dance: Women and Voting' y demócrata casi antropológica, que decía Zapatero, es una de las muchas mujeres orgullosa y activamente feministas que están haciendo campaña por Bernie Sanders y que, en algunos casos, se definen como "Bernie or Bust" (Bernie o Nada). Es decir, aseguran que si Clinton se alza con la candidatura demócrata, como parece probable, no votarían por ella en las generales ni siquiera si se enfrenta a Donald Trump.

Susan Sarandon es la cara pública más visible de las Bernie or Bust. "Creo que mucha gente piensa que no puede resignarse a votar a Hillary Clinton (?) Si gana Trump, puede que llegue antes la revolución", dijo la actriz en un programa de la cadena MSNBC, lo que le causó no poco escarnio por su visión en la línea "cuanto peor, mejor" y una publicitada batalla tuitera con otra actriz, Debra Messing, que le dijo que sería "de locos" no votar a Hillary contra Trump. Sarandon respondió a la protagonista de Will & Grace apelando al "dilema" que tienen muchos votantes primerizos que se han entusiasmado con Sanders. Es en esa demografía, y no en la que representan las dos actrices, en la que Hillary tienen un problema. En el Caucus de Iowa, el senador autodenominado "socialista" tuvo el apoyo del 84% de las mujeres menores de 30 años, en Nevada un 82% en esa misma horquilla y en New Hampshire superó a su rival hasta en 60 puntos entre las jóvenes.

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