El sérum es súperhéroe de la cosmética: ayuda a combatir las manchas, el acné, las rojeces y la descamación o las arrugas. Igual que un buen conjunto de lencería, solventa las necesidades más íntimas de la piel gracias a su formulación sofisticada y la concentración de principios activos, según explica el doctor Miguel Aragón, experto en cosmetología y al frente de la clínica Maux. Por ejemplo, los de base acuosa -que se suelen aplicar antes de la crema- están compuestos de moléculas que penetran con más potencia en el tejido y actúan allí donde las cremas no llegan.

Antes de confiar a ciegas en sus bondades, hay que tener en cuenta posibles contraindicaciones. La cuperosis puede agravarse con principios excesivamente concentrados y las pieles reactivas y sensibles se irritan rápidamente con activos que contengan ácidos (como el glicólico).

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