Hasta el pasado viernes al mediodía, existían no más de media docena de imágenes de Amancio Ortega. Un par de posados institucionales de Inditex, la famosa foto borrosa que sigue acompañando muchas de las informaciones sobre Zara en la prensa y algunos robados en la hípica, en su yate y en el asiento trasero de su coche, sosteniendo la mano de su hija Marta el día de la boda de ésta. En un instante, sin embargo, eso cambió cuando todos los medios, incluido éste, se hicieron eco del ya famoso vídeo filtrado con la sorpresa al segundo hombre más rico del mundo. Entonces, todo el mundo pudo verle caminando emocionado por un pasillo humano formado por sus empleados en Arteixo, llorar y abrazar a su hija y a su nieto.

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