¿Sobre qué escribes?, ¿cuál es tu especialidad?". Quizá por deformación profesional, Renata Adler no puede dejar de interesarse por la trayectoria de su interlocutor. Pregunta por cómo es la vida en Madrid y por la situación del periodismo en España. El entrevistador entrevistado. O, más bien, la convención del oficio de interrogar reconvertida en charla cotidiana. Sin apenas pestañear pasa del "aunque haga este frío, por fin luce el sol en Nueva York" al "querida, quizá estés idealizando a la prensa estadounidense". Normal que la crítica literaria de los años setenta la apodara la salvaje, en contraposición a la otra gran estrella femenina del ensayo, Joan Didion, de la que los medios siempre alabaron su pose melancólica y sosegada.

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