Una larga cola de mujeres espera para ver ´El expreso de Shanghai´ con una Marlene Dietrich que se sale. Llevan vestidos desgastados, y sombreritos absurdos. Marlene, en cambio, va cubierta de lentejuelas y plumas, y exhibe abiertamente su poderosa sexualidad, moldeada por el diseñador- jefe de vestuario de Paramount, Travis Banton. Corren los años treinta, el crack del 29 ha empobrecido a millones de familias, y los estudios de Hollywood descubren en el glamour una nueva y adictiva religión que rinde culto a esas maravillosas actrices convertidas en diosas paganas.