Annie Goetzinger, una de las grandes damas de la ilustración en Francia, transforma su amor por la couture en un viaje apasionado. Con sus trazos Art Nouveau nos cambia de década y de país para instalarnos en una apacible tarde parisina, la del 12 de febrero de 1947. Abrimos las páginas de Una chica Dior€ ¡un cómic! Uno, eso sí que ha enamorado en Francia y hasta en Londres. A través de sus viñetas, visitamos el taller de la Avenue Montaigne, en uno de los barrios más bellos de París, donde un tal Christian Dior (1905-1957) prepara su primer desfile. Mientras entre bambalinas el modisto apura los últimos nervios, las celebridades habituales de la época, desde Carmel Snow a Hélène Gondon Lazareff, intentan desentrañar de dónde sale este hombre tan tímido que allí les ha convocado. Hay quien pensó que provenía de una familia de industriales normandos arruinados. Otros, y estaban en lo cierto, aseguraban que el magnate textil Marcel Boussac, el rey del algodón, era el responsable de una aventura que costó 50 millones de francos.