Es imposible no conocerla. Karlie Kloss está en las marquesinas, las vallas publicitarias y, probablemente, en uno de cada diez posts de Facebook. En época de modelos que van y vienen en menos de lo que transcurre una temporada, el suyo es un caso atípico: tiene 24 años, pero lleva nueve en la cresta de la ola y cinco siendo una absoluta celebridad. Acababa de cumplir los 15 cuando posó para el mismísimo Bruce Weber y, un año después, ya cerraba desfiles de Alta Costura. No es su casi metro noventa de estatura, ni siquiera su amistad con iconos interplanetarios como Taylor Swift o Kendall Jenner, lo que le ha traído hasta aquí; es su apariencia de bella chica de al lado en un ámbito, la moda, lleno de mensajes elitistas e inalcanzables, lo que la ha convertido en un personaje ubicuo.