Me quiero quedar aquí. No quiero despedirme de esta habitación con balcones desde los que he visto, mientras leía, los cambiantes colores de los viñedos. No quiero salir del colchón que me ha sostenido mientras soñaba -por fin soñaba-, con personas que ya no están en el mundo; de las piedras claras y recias que me conectan con el gusto por lo austero. He estado en un hotel de 5 estrellas para probar el lujo verdadero: silencio, respeto, materiales nobles, detalles que hacen la vida más fácil. Echaré de menos el paseo por el claustro y la decoración tajante en su sencillez,pero sobre todo añoraré el placer carnal: el agua y el spa del balneario..