De pequeña quería ser farmacéutica, envolver los medicamentos con aquellos gestos rápidos, sin apenas mirar, y saber de todos los males. Hasta que cayó en mis manos un libro del Círculo de Lectores: Tiempo de nacer, tiempo de morir, del Dr. Christiaan Barnard, un dramón que narraba una pasión amorosa y al tiempo una historia médica. Barnard, autor del primer trasplante de corazón, era bronceado, filántropo y escribía libros.